Opinión
Las uvas de Isabel y Pedro
Desde mi experiencia
Pocas profesiones han sufrido un shock tan profundo y rápido como la profesión periodística en España. Desde el punto de vista económico, los diarios ingresan menos de un tercio que en 2008. Google y Facebook han arrasado con la publicidad, que en la prensa ha caído un 48%. A su vez, los cambios tecnológicos han hecho que los medios y los periodistas pierdan la exclusiva de la intermediación informativa.
En el libro “Recuperemos el periodismo”, coordinados por Ignacio Bel, intentan aportar ideas desde distintos sectores de la profesión. Se repite mucho la palabra “volver”. En un momento determinado la profesión periodística adoptó un camino equivocado para intentar solventar la crisis que se le venía encima. Ante la caída brutal de la publicidad, había que reducir costes fijos, y lo más inmediato fue recortar plantillas, lo que supuso una pérdida de talento en las redacciones y de calidad en la información. Ahora se trata de desandar el camino, lo cual no supone regresar al modo de hacer periodismo anterior a la crisis. Los periodistas deben volver a concebir su labor como una búsqueda de la verdad, realizada con la máxima objetividad, ofreciendo un valor añadido a las noticias. Esto depende en parte de la empresa, pues sin una retribución suficiente y un tiempo indispensable para elaborar la información no puede lograrse cierta calidad. Pero también depende de los propios periodistas, que han de defender su independencia y evitar los sesgos y la mezcla de opinión e información, tan frecuentes hoy en día. También el público debe volver a cumplir su papel, si quiere tener una información valiosa, y no el batiburrillo de las redes sociales. Si uno está dispuesto a pagar por el entretenimiento en las plataformas digitales, no puede esperar que la información de calidad le salga gratis.
Hay otras cosas que pocos esperan que vuelvan. La prensa en papel tiene los días contados. Los puestos fijos y jerarquizados de los periodistas en grandes salas de redacción pueden verse sustituidos por el trabajo a distancia, aunque sea en equipo. Los editores de prensa genuinos están siendo eclipsados por empresarios de comunicación centrados en lo económico.
Todas estas ideas aparecen en la reseña del libro colectivo citado anteriormente, que constituye la última publicación de Ignacio Aréchaga (1946-2023), realizada apenas un mes antes de morir. Ignacio era maestro de periodistas y fue durante tres décadas director de Aceprensa, un medio de comunicación fundado en 1970 y especializado en el análisis de tendencias sociales, corrientes de pensamiento y estilos de vida. Sirvan estas líneas como homenaje.
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