Antonio Lao
El silencio de los pueblos
El Grupo Playas y Cortijos, propietario de la finca El Romeral, pone a disposición de los visitantes los elementos relacionados con la agricultura y ganadería ecológicas que impregnan uno de los parajes más increíbles de la provincia en pleno Parque Natural Cabo de Gata- Níjar. La empresa se encuentra inmersa en un proceso de rehabilitación de las instalaciones tradicionales que se hallan en la finca, una de ellas la antigua fábrica de cuerda, que ya está totalmente restaurada y que conserva toda la maquinaria.
Esta fábrica, donde se encuentran los principales corrales de la finca, "es un buen punto de partida para mostrar los terrenos y desarrollar talleres para dar a conocer los distintos aspectos de las explotaciones agrícolas y ganaderas tradicionales", señala Jaime Martul, consejero ejecutivo y responsable de las actividades didácticas de la empresa.
La antigua industria de cuerda, que data de principios de siglo XX, consta de tres instalaciones: la casa del pastor, donde, como hecho anecdótico, residió durante unos 40 años el personaje real de la obra Bodas de Sangre de Federico García Lorca, Casimiro Pérez; los corrales y la fábrica.
La fábrica estuvo en desuso durante más de medio siglo. A la hora de ejecutar su restauración se dividió en tres fases, una de consolidación y limpieza que perduró desde el 2006 al 2008, ya que existían grandes problemas estructurales, otra de preparación de la estructura en sí y, posteriormente la rehabilitación.
"José González Montoya -quien fuera propietario de los terrenos- siempre fue un hombre muy emprendedor y procuró explotar todos los recursos naturales que le proporcionaba su finca. A las actividades agrícolas y ganaderas se unía la explotación del esparto, la palma, la alcaparra, el chumbo y la pita", detalla Martul. Fue en esta última planta, donde González vio la posibilidad de desarrollar un proceso industrial que le permitiese obtener un rendimiento económico; éste se basaba en la extracción de la crin vegetal y su comercialización como producto semielaborado en fardos o como bien de consumo final en bobinas de cuerda rústica.
Para la extracción de crin y producción de la cuerda, la fábrica destina una amplia sala donde, además, se incluye un espacio diáfano en el que actualmente también pueden celebrarse eventos. Junto a este área existe otro espacio donde se conserva el motor, clave para el funcionamiento de la industria. Se trata de un motor Crossley de 1922, a partir del cual se generaba un sistema para la distribución de la fuerza motriz del mismo a través de ejes y ruedas.
Al margen de la producción de cuerda, en la fábrica también se elaboraban cereales, por ello existe una sala destinada a tal fin. Este espacio está constituido por un sistema completo interrelacionado para la elaboración de cereales, trigo o cebada, con diferente grado de refinado según su utilización, desde harinas finas hasta aglomerados nutritivos par a el ganado. Así, por ejemplo, la harina en bruto, con toda la cáscara de cereal era utilizada directamente como pienso natural para el ganado o mezclada con otros productos como la pala de la chumbera, heno o alfalfa para realizar molturados alimenticios de gran valor nutritivo para los animales.
Las instalaciones se completan con otros espacios diáfanos, para la organización de jornadas y celebraciones, y abiertos desde donde se divisa parte de la finca y la bahía de Genoveses.
Respecto a la agricultura, Jaime Martul, explica que en la finca El Romeral hay unas 800 hectáreas cultivadas, de las en torno a 3.000 que conforman el complejo, en el que reinan plantas autóctonas del paraje como la pita y el palmito. "El cultivo extensivo y de secano, casi exclusivo, es la cebada, que se siembra, pero no se recoge, ya que éste sirve de pasto para el ganado. También, aunque de manera reducida, contamos con trigo y alfalfa como cultivos complementarios". La forma de trabajar la tierra en la finca es la tradicional, alternando la tierra en barbecho, rastrojo y en producción.
En cuanto a la ganadería, que está constituida por unas 900 cabezas de ganado perteneciente a la raza autóctona de cabra celtibérica que se distingue por su color blanco puro, cuenta con la certificación ecológica y marca de Producto Parque Natural. Cinco personas se dedican al cuidado de estas instalaciones y, especialmente, de los animales, que requieren mucho pastoreo y monte.
Playas y Cortijos quiere dar un paso al frente difundiendo los valores de su finca más allá de un público adulto. En este sentido, ha emprendido un programa de visitas para colegios con actividades didácticas. Los menores que se acerquen al paraje El Romeral podrán realizar talleres relacionados con la agricultura ecológica, donde aprenderán a diferenciar el concepto de sembrar y plantar, los distintos tipos de cultivos, prepararán la tierra y realizarán un cultivo en una maceta, conocerán las épocas y las tareas de siembra, así como sabrán de los diferentes tipos de útiles de labranza. Por otro lado, los pequeños se acercarán al mundo de la ganadería, aprendiendo cómo cuidar y alimentar a las cabras y conversando directamente con el pastor que las cuida.
El emplazamiento permite, además, que los escolares conozcan cómo antaño se producía la cuerda o la harina en la propia fábrica, y que realicen una ruta por la finca, en la que conocerán el Cortijo del Romeral, donde aún se siguen haciendo importantes matanzas, verán un aljibe y aprenderán cómo funciona, conocerán para qué se usaban las eras y visitarán gallineros, otros corrales y hornos de pan, entre otros elementos tradicionales de la finca.
La empresa cierra con la transferencia de conocimiento y tradición un ciclo completo de sostenibilidad, que parte del mantenimiento y restauración del campo, instalaciones y actividades, que le ha sido merecedor de galardones como, por ejemplo, el Premio Andalucía de Medio Ambiente y el Premio Andalucía de Desarrollo sostenible.
También te puede interesar
Lo último