A Vuelapluma
Ignacio Flores
Los míticos 451º F
Ayer domingo con gran solemnidad barroca se celebró la Octava del Corpus Christi en el día litúrgico de san Josemaría Escrivá de Balaguer, haciéndome eco con pesar de una noticia nada halagüeña para los católicos diocesanos.
El endeudamiento del Obispado que asciende a 29 millones de euros, según la auditora Deloitte; y lo que debería de suponer poner claridad luminosa fehaciente a la situación económica-financiera de la Diócesis, ha supuesto un enconamiento y una afrenta, aún mayor, de quienes defienden, según su saber y entender, otra lectura contable equidistante a las conclusiones profesionales de la consultora, a través del posicionamiento mediático de la "Plataforma de almerienses por la verdad", cuya comprensión de la situación difiere de lo expuesto oficialmente.
En sermones escuchamos a viva voz desde el ambón del presbiterio, que "En el Señor resucitado es destruido el poder del pecado y de la muerte y se ofrece al creyente por medio de la fe la posibilidad de acceder a la comunión con Dios, y así, la redención realizada en la Cruz renueva el universo y obra la reconciliación entre Dios y el hombre y de los hombres entre sí".
A la vista de los enfoques contrarios, recelo que haya operado en la razón, en el corazón y en el alma los referenciados frutos de la redención, para liberarse de la oscuridad del pecado, sobre todo, porque siendo la propia Iglesia la que presenta la verdad de la obra salvífica de Cristo, "el Cordero de Dios que quita del pecado del mundo", para rescatar a las personas de la esclavitud del mal e integrarlo en su originaria dignidad de hijo de Dios. Pero con el actual antagonismo curial y seglar será difícil dejar entrar la acción del Espíritu Santo y dejarse guiar por la plenitud de la Palabra del Dios vivo.
Sí Pentecostés es la fecundidad apostólica, siendo el Espíritu del alma de la Iglesia y el motor de la vida cristiana, esta disociación antagónica de comprensión literaria y contable de los apuntes mercantiles, es cómo si la fuerza del Espíritu, de su Verdad, de su Sabiduría, de su Amor, de su Santidad no hubiese pasado diocesanamente por nuestras mentes y corazones.
Con sed de Cristo, finalizo con palabras pronunciadas por santos sacerdotes, que solo el Espíritu Santo nos ayudará a acoger y vivir de manera jubilosa y generosa la caridad de Cristo, que "no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, se alegra de la verdad", de la transparencia, como recuerda San Pablo a los fieles de Corintio. Paz y Bien.
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