Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
E N los últimos años, has oído hablar de distintos tipos de progenitores, que se caracterizan por el protagonismo desmedido en la crianza de sus criaturas. Los helicóptero, que controlan todo lo que rodea a sus hijos, y que en vez de apoyar sus decisiones, las toman por ellos; los tigre, de origen asiático, que tratan de asegurar el éxito futuro de sus retoños con la disciplina más estricta; los quitanieves, que van apartando los obstáculos a los que aprendemos a enfrentarnos en nuestra infancia; los guardaespaldas, que todavía acompañan a sus descendientes a las fiestas universitarias, para evitar que les pase nada, como si esto fuera posible, precisamente en un momento vital en el que se desea que pase de todo; las madres bocadillo, muy españolas ellas, persiguiendo en el parque a sus vástagos para que no se pierdan la merienda; o los secretarios, con una agenda para los zagales que ni la de los políticos.
En tu trabajo, has descubierto un nuevo espécimen para incorporar a este género de ascendientes, que has denominado madres tucán. Los tucanes son una aves que viven en las selvas tropicales sudamericanas, y se distinguen por ser escandalosas, con sus llamadas vocales y el repiqueteo de su pico de colores, que les sirve, además, para camuflarse. Los tucanes se pasean de rama en rama, utilizando las garras de su patas, aprovechando además para afilarlas. A las madres tucán las sueles encontrar en las vallas exteriores de los centros educativos, principalmente de los que imparten infantil y primaria, pero que se están extendiendo a los de secundaria, observando a sus polluelos jugar en los patios, durante los recreos, o en las entradas y las salidas de los recintos escolares. Les preocupa lo que pueda pasar a sus crías, así que estudian, desde esa posición, los movimientos de niños y docentes, interviniendo en las interacciones de los menores, o interponiendo quejas o reclamaciones frente a la presunta desidia o negligencia observada de quienes tienen la obligación legal de cuidarlos durante el periodo lectivo.
Desconfían de la competencia del profesorado, aunque la gran mayoría son profesionales, sin pensar en que lo que de verdad importa es respetar lo que hacen, y transmitir a sus hijos ese respeto. Seguro que en sus trabajos tienen sus propios tucanes, de los que les gustaría, si no admiración, al menos la consideración que ellos no prestan.
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