Inflación de candidaturas

A la vista de tanto candidato, 2.074, me da por pensar que si no estoy en alguna de esas listas es que no soy nadie

06 de junio 2024 - 00:00

Por razones que no son al caso he tenido que votar por correo. He recibido puntualmente toda la documentación necesaria y he culminado el proceso. No contaría esto que no importará a nadie si no fuera porque me gustaría comentar un hecho. Al abrir el sobre con la documentación me he encontrado casi con una guía telefónica. Me refiero al “paquete” de las candidaturas que se presentan este año. Son 34, ni más ni menos. 34 candidaturas compuesta cada una de ellas de 61 candidatos, más los correspondientes suplentes. A la vista de tanto candidato, 2.074 sin contar a los suplentes, me da por pensar que si no estoy en alguna de esas listas no soy nadie. Chanzas aparte, me pregunto si es que hay 34 modelos distintos, realmente distintos, de entender a Europa y a nuestras relaciones con Europa. Claro que, sin ser muy escéptico me temo que tengo que poner en duda que todas las candidaturas estén formadas en base a un modelo, a un programa. Si fuera así, y yo fuera un ciudadano responsable, pienso que si tuviera que analizar una a una las candidaturas para decidir mi voto ¿cuántas horas necesitaría? Muchas, claro; pero no tantas como si se tratara de votar listas abiertas. ¿Tendría que buscar información de cada uno de los candidatos para decidirme por algunos de ellos y en un determinado orden? Porque siempre me quedaría la duda de si no habría alguien mejor que aquellos por los que me decidiera. Por una parte, es una alegría ver que estemos en un sistema que asume la igualdad de oportunidades: todo el que quiera, puede presentarse. Sin embargo, ¿tiene sentido que muchas de esas candidaturas me hagan perder el tiempo? Me recuerda aquel pasaje de Gorgias donde Sócrates, pidiendo brevedad a Calicles (creo) le dice que su derecho a hablar no puede pasar por encima de su derecho a disponer de su tiempo que su interlocutor estaría mermando. ¿Y por qué no hablar del gasto económico y ecológico más que considerable que conlleva la impresión de tantas papeletas que en el fondo no tiene sentido? ¿Sería razonable poner algún tipo de requisito para presentar una candidatura? Podría recurrirse a algún tipo de contribución económica, aunque esto limitaría el derecho de los que no tienen dinero. Pero tal vez sí podría exigirse, como en otras elecciones, la presentación de un mínimo de avales. Y los que solo busquen darse a conocer o hacerse con los censos, que se busquen otra manera. Solo se trata de una propuesta.

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