Agustín Belmonte / Agustín Belmonte

La Iglesia de San José (I)

barrio alto

El centimillo. El paraje tomó su nombre, dicen, de una cuestación que hicieron algunos barrialteros, céntimo a céntimo, para colaborar en la construcción del modesto templo

30 de marzo 2014 - 01:00

EN el Barrio Alto, el Camino de los Depósitos era zona cargada de edificios institucionales durante buena parte del siglo XX. Algunos de ellos ya han sido glosados en estas crónicas:

-el Hogar José Antonio, de niñas (Diario de Almería, 16-3-2014).

-el Reformatorio Provincial, de niños (ídem).

-los Depósitos de Agua, que dieron su nombre antiguo a la actual Calle Sor Policarpa.

-la Escuela Ramón y Cajal o Escuela de los Depósitos, de párvulos.

-el Parque de Bomberos, construido por Guillermo Langle en 1935 (Diario de Almería 2, 9 y 16-6-2013).

SAN JOSÉ OBRERO

La Iglesia de San José fue levantada en 1900 por el arquitecto almeriense Enrique López Rull (1846-1928) durante el obispado de Santos Zárate (1887-1906), coincidiendo con una campaña de renovación y arreglo de parroquias promovida por la Iglesia con la colaboración del gobierno conservador de Francisco Silvela. Aún era regente Dª María Cristina de Habsburgo-Lorena, madre de Alfonso XIII. Este comenzaría su reinado efectivo dos años más tarde.

El templo fue bendecido el 16 de abril de 1903. La dedicación a San José Obrero se debería a que la población del Barrio Alto era entonces mayoritariamente de pescadores y obreros de la construcción. Su onomástica, el 1º de mayo, coincidía con el Día Internacional de los Trabajadores, instituido por la II Internacional en 1889.

EL FRANQUISMO

Durante la Guerra Civil la Iglesia de San José fue incendiada. Al término de la incivil contienda sus funciones fueron asumidas por las de Los Molinos y San Sebastián hasta que su reconstrucción en la década de los 40. Durante el franquismo, sin embargo, la denominación del templo no acababa de gustar, por las connotaciones izquierdistas de la palabra "obrero". Por esto, a pesar de dedicarle una calle del barrio -la actual Calle San José Obero, antigua Carrera de las Cabras, que iba del Camino Real al Camino de los Depósitos a la altura de las Casitas de Papel-, se cambió la advocación por la de San José "Artesano", término que para el régimen carecía de tintes ideológicos y, por tanto, no recordaba épocas pasadas, especialmente la de la II República. El bueno de San José pasaba así de carpintero a ebanista por obra y gracia del Caudillo. Además, la bellísima imagen de San José Obrero acompañado por Jesús niño, talla del escultor de Churriana de la Vega (Granada) Domingo Sánchez Mesa, discípulo de Eduardo Espinosa Cuadros, fue arrinconada en el baptisterio de la iglesia y allí estuvo todos los años que yo viví en el Barrio Alto. Recuerdo perfectamente la impresión que me causaba aquel conjunto imaginero, San José trabajando en su banco de carpintero y el Niño, frente a él, mirando arrobado una pequeña cruz que tiene en la mano, ambos olvidados tras la pila bautismal en la penumbra de la pequeña estancia junto a la entrada del templo. Hoy, con total justicia, la talla preside el altar mayor de la iglesia nueva, erigida en 1970, y es sacada en procesión todos los años el día 1 de mayo.

EL CRUCIFICADO

Había también una Inmaculada cuya capilla ocupaba la nave norte del templo. Recientemente han colocado una Virgen del Carmen, un Corazón de Jesús y un San Félix.

Con todo, la mejor imagen de la iglesia era y es el Crucificado, también realizado en los años 40 por Sánchez Mesa en su taller de Granada. Su capilla ocupaba el brazo sur del crucero y en ella se ubicaban los confesionarios. También se ponía allí, en Navidad, el hermosísimo belén parroquial que a los niños tanto nos gustaba ver de noche a la cimbreante y dudosa luz de los cirios y en el denso y bisbiseante silencio de la iglesia.

Recuerdo especialmente el Vía Crucis en Semana Santa y la imagen del Crucificado entre los gitanos de las miserables callejas de la zona más pobre del Barrio Alto, mientras, en medio de un silencio total, las mujeres cantaban aquello de:

"Perdona a tu pueblo, Señor, /

perdona a tu pueblo, /

perdónalo Señor." /

¿Qué ha hecho tan malo esta miserable gente -pensaba yo-, que ha de pedir perdón de tan dramática manera?

Recientemente este Cristo ha sido restaurado por D. José Luis Aranzana Caracoche, en los talleres ACRA de Granada. Desde niño ha sido para mí el mejor, el más realista, el más trágico a la vez que elegante y mesurado de cuantos hay en la ciudad. Y todavía hoy, cuando paso por allí, entro a verlo. Y a veces la trágica figura de este Cristo sublime me arranca una oración que aprendí a sus pies en aquellos años de inocencia infantil.

(continuará)

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