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Antonio Zapata
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P ARA iniciar cualquier proyecto en tu vida, parece necesario realizar un diagnóstico, es decir, un estudio previo recopilando información, ordenándola e interpretándola, de manera que permita llegar a conclusiones e hipótesis de las que partir para afrontar el reto propuesto. La palabra, como otras muchas de nuestro idioma, proviene del griego, y alude a la capacidad de discernir, distinguir o reconocer.
En estos días, se están llevando a cabo en nuestros centros educativos las evaluaciones de diagnóstico, que pretenden obtener información sobre la situación del alumnado de cuarto de Educación Primaria y de segundo de Educación Secundaria Obligatoria, en cuanto a saberes y capacidades, lo que permitirá tomar las decisiones que se consideren necesarias para culminar con éxito los procesos de aprendizaje. Y lo de menos son los resultados individuales de cada alumno que realiza las pruebas, que son de interés para el propio alumno y su familia, sino la foto fija de la situación de todo el sistema educativo, en este caso el andaluz, en relación a las competencias específicas que se someten a consideración (lengua y matemáticas), y su análisis atendiendo a las circunstancias familiares y al contexto socio – económico y cultural del alumnado, que en estos casos son determinantes.
A tenor de los comentarios que vas leyendo, parece que este tipo de evaluación no gusta, por variopintas razones: su carácter “sorpresivo”, dada la falta de entrenamiento para llevarlas a cabo; el hecho de que, aún calificadas como externas, se lleven a cabo por los docentes del centro en que están escolarizados los alumnos, para los que supone una carga de trabajo adicional, y despierta sospechas en relación a la objetividad de la realización y corrección de las pruebas; el cuestionario de contexto, del que recelan las familias; el no saber si las actividades que proponen son similares a las que hacen habitualmente nuestros niños, por lo que no mostrarían realmente sus saberes y capacidades; o directamente, porque cuestionan el trabajo del profesorado. Así que se filtran, para manifestar la oposición a las mismas.
Todo puede mejorarse, pero te parece que la evaluación resulta necesaria, porque sabes que lo que de verdad importa es el futuro de nuestros hijos, que se cuece en las aulas, y habrá que saber en qué andamos, aunque no esperes sorpresas en los resultados.
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