A Vuelapluma
Ignacio Flores
Ya mismo lo estreno
En nuestro habitual deambular por las calles de la ciudad, actividad propia de jubilados, hemos observado con preocupación que hay muchos espacios desaprovechados. Hay aceras y calles peatonales en las que aun se puede pasar sin tener que ponerse de perfil como en las pinturas egipcias. Los más notables que hemos detectado recientemente son: la plaza Pablo Cazard (y un cacho de la adyacente Marqués de Heredia), un trocillo de la Puerta de Purchena, casi toda la plaza de la Catedral, toda la de Careaga y la de Bendicho… y otras indebidamente ocupadas por juegos infantiles, que solo pueden acarrear luxaciones y quebrantos en los tiernos infantes; verbi gracia, la plaza de San Pedro, la de López Falcón, buena parte de la Rambla, etcétera. ¿Qué aportan los juegos de los niños al PIB local y a las arcas municipales? Cuanto mejor sería que los niños se dedicaran a darnos por saco a los abuelos, en vez de consumir recursos y espacios públicos.
Dejándonos ya de coñas e ironías, la verdad es que nos cuesta trabajo cumplir la prescripción médica de andar, ya que más bien hacemos carreras de obstáculos, sorteando mesas, sillas, taburetes, frigoríficos, carteles de anuncio del menú, sombrillas, toldos, estufas y camareros acelerados. Sin contar los peligros mayores de patinetes, bicicletas y otros vehículos, materia para otro artículo.
No sabemos si se ha modificado la ordenanza municipal de terrazas de 2014, que dice: “La anchura de la franja (ocupada por mesas y sillas), incluyendo todo tipo de accesorios, no podrá superar el 50 % del ancho del espacio urbano, debiendo quedar libre al paso peatonal un mínimo de 1,50 m. Esta norma, que en muchos casos ya no se cumplía, se relajó aun más cuando la Covid. Muchos regidores –incluidos los nuestros- dijeron que en cuanto se acabaran las restricciones de la pandemia, se volverían a aplicar las normas vigentes. Pero lo que han aplicado es la vieja regla de “Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”.
No se contempla devolverles el espacio a peatones y vecinos de las zonas afectadas. Si siguen en la vía de aumentar los espacios ocupados por terrazas, proponemos tres: que Cajamar monte una puesto de zumos con mesas en lo que queda de la Puerta de Purchena; que los dominicos pongan un pub con mesas en Marqués de Heredia/Pablo Cazard. Y que nos adjudiquen la cantina de la Escuela de Arte y montamos una terraza fastuosa. Seguro que cuela.
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