A Vuelapluma
Ignacio Flores
No son las emociones, son las deudas
La pandemia subraya lo que siempre he sido: un ermitaño que crea horizontes en su claustro. Pero una vez terminada la obra, esta se independiza, quiere salir; el arte quiere comunicar, ser compartido, afirma Ernst Kraft, Bloemendaal, Países Bajos, 1952. Un artista plástico que comenzó su formación artística en los años setenta y que sigue sus estudios prácticos de Bellas Artes con el artista Jacques von Pell en Amsterdam, desarrollando su obra, en su periodo inicial, en su taller particular en la capital holandesa. En 1989 traslada su estudio a Málaga, en España.
La obra de Ernst Kraft ha sido expuesta en MECA Mediterráneo Centro Artístico, Almería, y se desarrolla sobre lienzo, papel u otros medios. Su obra ha sido concebida como el resultado de su expresión gestual y dramática del Arte Contemporáneo, exponiéndose en galerías e instituciones internacionales como el MAC House, Leusden o Ton Warndorff Gallery, Haarlem, en EE.UU; en la Hoek Stedelijk Museum en Roermond, Holanda; en el Arch Gallery de Londres y en el Jean Freer Gallery, en York, Reino Unido; en la Marion Zimmermann Gallery, Hamburgo; Produzentengallerie en Passau, Alemania; en al Acordarte Gallery en León, México; en la galería Ignacio del Río, en Málaga, España; en el MIDAC en Tolentino, Italia; en MECA Mediterráneo Centro Artístico, Almería, España; o, recientemente, en la exposición Poemas de guerra, en la Casa fuerte Bezmiliana, en Rincón de la Victoria; Málaga, en España.
En la pintura es donde su obra ha adquirido mayor relevancia, dentro del proceso creativo. Ampliando horizontes, siempre destacando el dibujo y el trazo, alrededor del entorno de la masa pictórica. Entendiendo el dibujo, no como un boceto, sino como un manifiesto, como un 'statement', donde la forma de expresión matérica, su trazo gráfico, se torno de negros acrílicos, de carboncillo o barra de óleo, dando ritmo y drama a sus lienzos. Las manchas y líneas que emanan del tapiz y que a veces se tornan frágiles, a veces duras, moviéndose en espacios casi transparentes, en cielos, luces o reminiscencias de paisajes de dunas, transformadas y recobrando vidas a través de las pinturas diluidas y de los pigmentos puros de siena, ocres, óxido de hierro y azules cian y prusia. Como si una colección de especias en un mercado fuesen, donde el orfebre ha colocado de forma perfecta cada uno de los matices que revisten el espacio.
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