Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Todavía me sigue pareciendo la locura un terreno inexplorado pero lleno de posibilidades. Sirva de ejemplo una reflexión de Einstein sobre un comportamiento humano irracional. Para él la locura era hacer una y otra vez lo mismo esperando obtener cada vez un resultado distinto. Por otro lado, Heath Ledger, en “The Dark Knight”, afirmó que la locura era como la gravedad y que solo necesitabas un empujón. Era una especie de inercia irracional en la que era fácil caer. Ambos dos mostraban al ser humano como un ser contradictorio en su pleno sentido. Es capaz de vivir en una ambigua frontera entre lo lógico y lo absurdo. La cuestión es que esa es la clave para definir la locura: lo absurdo. Toda construcción del mundo, en determinadas personas, parte de un absurdo. Y me atreveré a algo más. Todas las construcciones del mundo de todas las personas parten de un absurdo indemostrable. ¿Eso significa que todos estamos locos? Me explicaré: cualquier determinismo religioso parte de algo indemostrable (pero respetable) sobre lo que se edifica un constructo verosímil. Y sigo: el determinismo científico parte de algo absurdo también sobre lo que se edifica un universo racional. Si nos centramos en el Big Bang los mismos creadores han descubierto que no se rige por las leyes de la física porque para que exista una explosión deben darse una serie de elementos que en realidad no se dan. Por ello de una nada es imposible que se originase una explosión. Y ese absurdo está adornado por un entramado racional válido sobre el que nos regimos todos. Además según la química la vida surge en un proceso termodinámico en la química orgánica. Pero la química orgánica viene de la inorgánica donde no se dan procesos termodinámicos. Ergo tenemos otro absurdo. A mi todo esto me conduce a una nueva definición de locura que cuestiona como en Foucault el concepto de normalidad y normatividad. La locura creo es la compresión del mundo como algo absurdo. No obstante ese acto es tan profundo que no a todos les conduce al conocimiento sino a la crisis emocional. El hecho es que lo absurdo es el centro de gravedad del conocimiento siendo precisamente lo antagonista a lo lógico (humano). Y eso es lo que hace de la locura algo más que una patología y la convierta en un camino para superar el concepto de límite. Me haría falta hablar de esto con Escohotado. No sé.
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