Cambio de rumbo

12 de junio 2024 - 01:00

Podríamos decir que la agonía de la legislatura ha empezado. Los resultados del pasado domingo demuestran que toca cambio. Tengan en cuenta que si hoy se celebrasen una generales, el PP gobernaría. Es decir, la estrategia que está llevando Moncloa sobre el victimismo con el caso Begoña Gómez ha salido rana. Han sido valientes y la esposa del presidente también sentándose en los mítines de su marido siendo aplaudida. Todo este operativo ha resultado fallido, lo que pasa, que como siempre digo, los de Génova 13 no tienen por qué confiarse. Lo que está claro es que Sánchez está incluso matando a su propio partido en lugares y zonas bastante fuertes como Andalucía. Es la primera vez que en todas las provincias ganan los populares, lo que hace que Juan Espadas ya esté en el punto de mira. Este último sí que podría ser una víctima verdadera de su propio jefe. Pero no solo está afectando a su partido, si no a sus socios. Fíjense cómo Yolanda Díaz ha terminado dejando la dirección de su formación con un batacazo electoral impresionante. Eso sí, el sillón del ministerio, de momento, no. Por ahí ya empiezan los primeros problemas de depender de tanto amigo-enemigo en el Congreso. Llegan días complicados en Ferraz y veremos qué ocurre con el gobierno de la Generalitat. Cambiando de tercio, Europa va hacia una dirección y cuidado con las fuerzas que incomprensiblemente han entrado en el panorama. Podemos decir que vivimos en una sociedad que nunca, en democracia, ha estado tan dividida en el tema político. Incluso vean cómo las redes sociales o en la misma calle la gente llega a las manos por defender su ideología. Y claro, esto se plasma en la ciudadanía porque lo maman de nuestro políticos con el insulto chabacano, los gritos y el nivel simple. También mucha culpa la tenemos los periodistas. A veces vemos tertulias y programas en los que ya el propio comunicador no se corta e insulta al político de turno. Esta crispación hace 80 años generaba guerras. Esperemos ser inteligentes porque ya saben que los extremos nunca fueron buenos en ningún lado.

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