A Vuelapluma
Ignacio Flores
Los míticos 451º F
Sabes dónde estás? Estás en la jungla. Somos los que pueden encontrar aquello que necesites si tienes el dinero…Esto se pone peor cada día”. Fragmentos de la canción “Welcome to the jungle/Bienvenida a la jungla” de la legendaria banda norteamericana de hard rock ‘Guns N’Roses’. El tema forma parte del álbum con el que debutaron en 1987. Se llama ‘Appetite for destruction/Apetito por la destrucción’. Rock duro es lo que quiero escuchar en estos aciagos días. Infame la sesión del Congreso donde por un exiguo margen de votos, pero bien aceitados, se nos impuso la “ley de amnistía”. ¡Colosal la grey política! ¿En qué han convertido la sede de la soberanía nacional de todos los españoles? Vemos, pagamos muy caro, una y otra vez desde hace años como se destruye desde dentro una Nación que existe desde 1492. Como se pervierte el sistema democrático con el que decidió gobernarse. La única igualdad real en la organización de las sociedades humanas; es la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. Dicha igualdad legal otorga a los ciudadanos los mecanismos para cumplir con sus obligaciones mutuas y ejercer sus derechos compartidos. ¿Amnistía? De ningún modo. Su nombre es impunidad. Desde que el Minotauro que habita en Moncloa fue aupado al poder, el apetito por la destrucción de España, su Constitución y los ciudadanos españoles como sujeto político, no ha dejado de ser bien engrasado. Este Minotauro ha tomado el poder y no tiene ninguna intención de dejarlo. No quiere que nadie se lo quite. Sus patrocinadores y rentistas tampoco. De modo que tienen que arrebatarnos a los españoles las cuatro herramientas fundamentales que nos permiten vivir en libertad. Destruir: el sector primario y la seguridad alimentaria. Impedir el acceso responsable al agua potable. Nuestra capacidad de generar conocimiento y pensamiento crítico. El emprendimiento, crear puestos de trabajo y riqueza. Sin Constitución estamos en la ley de la jungla. En la selva impera la ley del más fuerte y/o el parásito más audaz. Como el famoso árbol estrangulador, ficus aurea, de las junglas del sudeste asiático, Florida y Mesoamérica. Sus semillas, esparcidas por aves, germinan en las grietas de la corteza de otros árboles. La higuera estranguladora termina por pudrir el árbol huésped. Asfixiándolo lo transforma en escombros mientras el parásito extiende sus raíces alrededor.
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