Uno de los nuestros

MUCHAS veces he dicho en numerosos artículos de opinión que nunca valoramos lo que tenemos en Almería. Realmente no soy el más indicado para hablar de este tema, no soy del equipo de mi tierra (desde pequeño soy del Athletic y por muchos ascensos almerienses que pasen no cambiaré de chaqueta). Tengo la suerte de ser amigo del jugador de fútbol más ilustre que ha dado hasta el momento esta tierra. Llevó la camiseta del Poli Almería cuando casi nadie iba al campo (claro, no eran de Primera), se marchó al Elche y dio el salto a la Liga de las Estrellas con el Sevilla. Pasó sus mejores años como profesional en La Coruña, jugando y marcando goles en la Champions League con la elástica del Deportivo, equipo con el que además levantó una dulce Copa del Rey en aquel mítico Centenariazo en el Bernabéu. Colgó sus botas hace dos año tras vestir la camiseta del Mallorca, aunque su sueño hubiese sido cerrar su vida de futbolista en el equipo de su tierra. Pero ya saben como somos por aquí, que no nos damos cuenta de lo que tenemos y preferimos buscar en mercados extraños llenos de Vidangosis, Natalios y otros muchos personajes que pasaron por Almería para ligar en los pubs de moda. Lo he dicho otras veces, pero lo recordaré. El Almería tenía que haber movido cielo y tierra para quedarse con Héctor. Y lo mismo tenía que haber hecho con Nino. Héctor ha sido nuestro embajador por lo mejores campos de España y Europa durante muchos años y la gente parece que no lo quiere ver. Es más, la última vez que vino con el Real Mallorca algunos individuos le silbaron desde las gradas del Mediterráneo. En fin, cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero sin faltar el respeto. La verdad, no pido que se le ponga una calle, aunque se la merecería (hay numerosas calles con nombres de personas que no han hecho o significado nada para esta ciudad, sobre todo de curas y obispos), pero se le podría brindar un reconocimiento por parte de esta ciudad. Es uno de los nuestros.