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La tribuna
NO sé como empezar las añoranzas, pues no soy literato para reflejar con acierto y amenidad las vivencias de nuestra juventud almeriense. Viene a mi memoria el famoso poema de Campoamor que decía: '¡Quién supiera escribir…!' Haré lo que pueda.
Empezaré por recordar los domingos, en los que se cortaba al tráfico rodado al Paseo de Almería. A las doce del mediodía se celebraba un concierto en el quiosco de la música, (donde ahora se encuentra la Plaza del Educador), a cargo de la banda municipal. Por la tarde, era momento y lugar de paseo. Media vía marchando hacia arriba y la otra media hacia abajo, mientras cruzábamos con las orquestas miradas en un ficticio duelo de curiosidad. Charlábamos chicos y chicas en animadas e inocentes charlas, mientras las pipas se intercalaban entre las palabras. Era lugar de saludos, presentaciones… Venía a ser nuestro salón social, pero al aire libre. Después del paseo, nos dirigíamos al Salón Hesperia, donde en la puerta nos esperaban los puestos de garbanzos tostados, chufas, pipas, y las sabrosas manzanas bañadas en caramelo, con su humilde palo, para comérselas mejor. Los de bolsillo más 'ligero', nos situábamos en la zona general, vamos, 'El Gallinero', lugar son preferencia, pero centro de la diversión que nos esperaba, porque el suelo era de madera, y cuando la película era del Oeste Americano, con la aparición del Séptimo de caballería al rescate del protagonista, otro ejército, dentro del cine, taconeaba al ritmo de los caballos, haciendo retumbar la construcción, y oyéndose hasta en la calle.
Recuerdo que en las cafeterías y bares, había unos grandes espejos, donde se escribían con pinturas blancas, los resultados de los partidos de fútbol, las quinielas, las tapas, y en Navidad se felicitaban las fiestas.
La terraza Apolo, donde hoy se asienta el Gran Hotel Almería, era lugar de entretenimiento a la salida del Instituto, ya que se jugaba al fútbol, tenía cancha de baloncesto, y se celebraban, combates de boxeo y cine de verano, instalándose en Feria, la Caseta Popular.
De los 'inolvidables' y variados personajes callejeros, no me puedo olvidar del apodado, 'Fuego Vivo', andaba por la calle con la mano derecha tapándose la nariz, mano que cambiaba a la siniestra como el rayo si se cansaba de la diestra. Tenía además, a modo de 'Pirata', un velillo de tela que le cubría el ojo izquierdo. Y nos hablaba de sus dos 'proyectos' para cuando le hicieran alcalde de Almería. El primero 'niquelar' La Alcazaba, y el segundo ponerle techo al Paseo. También nos decía, en su importancia. 'Me podéis encontrar en la puerta del Casino, o del comedor del asilo'.
Recuerdo el tren de mercancías, que bajaba de la estación de ferrocarril al puerto, atravesando la Avenida de Cabo de Gata, donde había una mujer guardabarreras, que cuando iba a pasar el mercancías ponía una cadena con placas metálicas, cerrando el tráfico de coches, a la par que movía su bandera roja arriba y abajo avisando que venía el tren. Aún quedan aquellos raíles grabados en el suelo y el puente sobre la rambla en el parque de las Almadrabillas. Expuesta nos mira como testigo muda, del ir y venir de paseantes y viajeros transmediterráneos, y con privilegiada vista al Cable Inglés, y al espigón de Levante, una de aquellas máquinas, ahora, acodada al puerto mediante un bloque de hormigón en su última parada.
Quiero finalizar mis añoranzas, con la más querida. La Coronación Canónica de la Santísima Virgen del Mar, que se realizó en la explanada del espigón de Levante, junto al edificio de la Junta de Obras del Puerto (actual Autoridad Portuaria), el Domingo 8 de Abril de 1.951. Fue inolvidable, no sólo estábamos los Capitalinos, si no que vinieron cientos de personas de toda la provincia, y hasta de distintos putos de España, una impresionante multitud arropaba a Nuestra Patrona. Realizando la Coronación, el Obispo de Almería, Alfonso Ródenas García, acompañado del Arzobispo de Granada, D. Balbino Santos Olivera. En la que también participó, el portador de las Coronas, el alcalde, Emilio Pérez Manzuco. En este mismo acto y día, se estrenó el Himno-Plegaria, compuesta la letra por Manuel del Águila, con el título 'Coros y Brisas'. Y música del Ilustre Maestro José Padilla. ¡Cómo sonó el himno! ¡A gloria!
Son muchos más los recuerdos de esos tiempos, pero temo extenderme en demasía, aunque no sin antes hacer un mínimo plagio de aquello que decía: 'No sé que tienen Madre, Mi Virgen del Mar y mi Almería, que no los puedo olvidar, ni de noche ni de día'.
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