Albatros

El lector se sumerge en el espacio invisible que sustenta las líneas del poema, en la nada presentida como engaño, condensada de imágenes y sonidos, que cabalgan en las palabras en su devenir azaroso. Surge su reflejo en la estrofa ordenada, mostrando el brillo de la idea que su orden produce.

Esta impresión primera, es la que toma asiento al leer el poemario “Albatros”, de la joven autora, pero ya consolidada en el universo lírico actual, Nuria Ortega Riba (Almería, 1996)

Esta poeta despegó alto, como el albatros usado como figura literaria, con su obra “ Las infancias sonoras”, Premio Adonais 2021. Ya con la concesión de este galardón se le suponía un futuro de excelente valor estético, calidad expresiva prometedora de valiosas propuestas líricas. Nuria Ortega no ha tardado en demostrarlo, con los poemas contenidos en “Albatros”, VI Premio EspasaesPoesía 2023. En ellos nos muestra el espacio infinito de la imaginación, navegante osada, libre y sin rumbo, en una Odisea sin fin, sólo atenta a la imagen que el encuentro casual genera, en el azaroso océano de las horas silenciosas de la habitación enclaustrada, cuando los límites físicos son vencidos por la fuerza de la fantasía.

Nuria Ortega describe este encuentro con un sencillo engranaje sintáctico, alejada del ritmo fácil, de la escena brillante y grandilocuente, del lenguaje enrevesado, en el cual elimina las formas superfluas, trabajando con precisión la frase oportuna, los tiempos vacíos entre sus estrofas, silencios que actúan como senderos por donde transitan percepciones susurradas en el poema, logrando componer una estructura lírica de ritmo pausado, que fluye tranquilo en la cotidianidad del encuentro, reluciente, frio en su aspecto primero, pero cálido al ser asumida su comprensión. En su creación forja el encadenamiento de la palabra, rica en relatos y sugerencias, intuiciones propuestas que se hacen realidad en el lector. Describe la autora la topografía de la realidad, las cumbres de las aspiraciones diarias, los sueños que habitan en sus crestas, los umbrosos valles que encierran paisajes ocultos, miedos y secretos. Llanuras tediosas de momentos perdidos, espejismos que aparecen en su desolado espacio. Y el cielo, azul vibrante como contrapunto, espejo perfecto donde reflejarse, puerta hacia sueños y esperanzas.

Consigue Nuria Ortega desarrollar todo este conglomerado de ideas, y sentimientos, en el lector, con la mínima expresión y sencillos poemas, no surgidos porque sí, sino gracias al ingenio literario y el esfuerzo por encontrar las palabras puras, ricas en evocaciones.