22 de noviembre 2024 - 03:08

Cuenta el Evangelio de San Lucas que Jesús, alzando los ojos, contempló a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo y también a una viuda que dejaba “dos monedillas”, por lo que tomó la palabra: “En verdad os digo que esa pobre viuda ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”. La relatividad, por tanto, siempre resulta necesaria para advertir, entre otros aspectos, la condición o el alcance de las cosas. Como, por consecuencia, para atribuirles la debida importancia, de manera que no se acreciente lo que en modo alguno lo merece ni se aminore lo que deber ser reconocido y destacado. Julián Marías repetía, así, la improcedente -podría decirse también impertinente- fama otorgada a quienes solo reunían frívolos e insustanciales motivos para ello, mientras que permanecían en el anonimato personas que habían de tener general reconocimiento. Y el periodista Ángel Expósito ha difundido una información que corrobora el inmenso valor de la generosidad más desprendida. Los vecinos de una aldea situada en el centro de la africana República de Mali han reunido en una colecta, para ayudar a los damnificados por la riadas de Valencia, la modesta, y relativamente millonaria, cantidad de 50 euros. Expresan, con ello, su solidaridad, ya que recibieron ayuda de soldados españoles, hace unos meses, el pasado verano, cerca de Tombuctú, cuando unas inundaciones en ese territorio acabaron con la vida de setenta y cinco personas. Este donativo, a iniciativa del alcalde de una más que humilde aldea maliense, que fue enviado a la embajada de España en Bamako, capital de Mali, es una muestra excelsa -de nuevo la relatividad- de la correspondencia generosa y de sobra espléndida, además de ofrecer una preclara muestra de las mejores condiciones del género humano, como están sucediéndose ante los efectos de las inundaciones valencianas.

Tan sencilla manifestación de diligencia y reparación alecciona asimismo ante las trifulcas y el uso instrumental de la tragedia en Valencia, pues parecen primar interés menores -no relativos, sino más bien desaprensivos-, que retardan las soluciones o acrecientan la calamidad, pues a la aniquilación de las aguas añaden la desunión en los remedios.

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