50.000 viviendas

09 de septiembre 2024 - 03:08

Si sumamos todas las viviendas que, a lo largo de los últimos años, con campaña electoral o sin ella, nos ha ofrecido o prometido el presidente del gobierno de España, la cifra se nos iría por encima de las ciento ochenta mil (180.000). No es mala ecuación. Cuánto nos gustaría que no se quedarán en meras palabras, en un intento de que no hablemos, ni escribamos sobre el cupo catalán, el huido de nuevo y no perseguido, y la política exterior que están llevando el gobierno con el dictador Maduro. Por lo tanto, que hablen de viviendas. ¿Y si no llegamos a construirlas? En unos meses se olvidan de estas, o sacamos lo del Lamborghini y de que vamos a por el dinero de los ricos, que mola.

Es de suponer, creo que es demasiado, que, si se levantara sobre suelo patrio la última promesa de viviendas del sanchismo, no se erradicaría el problema habitacional que padecemos, pero se le daría un avance importante, y falta hacen verlas con luz tras sus ventanas y ciudadanos viviendo y disfrutando en la tranquilidad de su hogar. El personal joven se empieza a preguntar por las viviendas de protección construidas y compradas por sus padres o abuelos en otros tiempos, y las que se han levantado en los últimos cuarenta años. Las comparaciones son odiosas, estoy con ustedes, pero a veces son claros ejemplos de lo que son capaces de hacer los políticos; y los de nuestros días, en lo que al tema que nos ocupa, andan bastantes despistados.

¿Cuál es el problema? Que antes de oírle hablar hace unos días al presidente Pedro Sánchez de cincuenta mil (50.000) hogares o techos donde pasar las noches, no se sabe nada de los ciento treinta mil prometidos en otros momentos. Si de las anteriores casas no se sabe el estado en el que se encuentran, si este es sólido o gaseoso ¿cómo podemos estar seguros los ciudadanos con necesidad de unas paredes y un techo donde defenderse de los rigores del cambio climático, de que las últimas mencionadas se van a convertir en realidad? Ese es el problema al que se enfrenta el mandamás del gobierno que dice gobernar en España, con los votos del fugado por segunda vez, ante la mirada atónita de medio país.

Creer hoy en la palabra de Pedro Sánchez tiene pelendengues. Le hemos oído y visto cambiar de opinión en tantas ocasiones, emigración incluida, que sus peroratas de hoy no creo que se las crea ni la que comparte cama con él en la Moncloa: La inocente Begoña.

A los políticos les encanta ponerse la medalla de la vivienda pública, hace pocas semanas era la alcaldesa de Almería la que de ellas presumía. País.

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