Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Amistad virtuosa
A Vuelapluma
Ahora que apenas si se puede contar algún que otro chiste o gastar alguna que otra broma, ahora que han desaparecido las Inocentadas y la celebración de los Santos Inocentes, ahora que todo debe ser “políticamente correcto”, ahora que si no recibes en el teléfono “cienes” de mensajes deseándote mucha felicidad para el año venidero es que no eres nadie, ahora que en ocasiones se insertan en esos mensajes de deseos de felicidad un aditamento de tipo “partidista”, políticamente hablando, quiero presumir de no haber bailado nunca ninguna conga y que mi deseo de felicidad, tanto para los míos como para los prójimos desconocidos, es vivir en paz y gracia de Dios, que se ha dicho siempre en este país antes llamado España, bien por creencias o bien por costumbre, porque tampoco es malo pensar o creer que no somos los reyes del Universo, pues una pequeña dosis de humildad nunca viene mal, así que, yo a lo mío, a estrenar, un años más, los almanaques que me regala todos los años uno de mis hijos y la agenda que me compro pero que no utilizo y a desearle al prójimo que viva tranquilo, que no es poco, ya que no le puedo desear que el 2025 sea un año de los milagros como dice el título de este artículo, así que ¡TRANQUILO AÑO 2025!.
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