
A Vuelapluma
Ignacio Flores
¿Por qué 101 lobos?
El dato es imposible de rebatir. La cifra es la que es y la Junta la ofrece, aunque con matices y a la búsqueda de aspectos positivos, que imagino que si se indagan acabas encontrando. La lista de espera en la sanidad pública de la provincia sigue mostrando una evolución contradictoria. A finales de 2024 el número de pacientes aumentó, con un incremento en las consultas externas que pasaron de 78.969 personas en diciembre de 2023 a 87.751 en diciembre del pasado año. El aumento fue del 11,1% en tan solo 365 días. Lo positivo, que la lista de espera quirúrgica experimentó una ligera reducción de, en torno al 5,8%. Como ven, los aspectos positivos y negativos se trufan en la misma medida que quien los analiza trata de desprestigiar al sistema o ponerlo en valor. La realidad, sin ambajes, es clara: todos los intentos de la administración autonómica por bajar las cifras han sido baldíos, o al menos no han tenido el éxito esperado. Y no es que desde la Consejería no se trate de avanzar en la senda de búsqueda de resultados positivos. Al contrario, se trabaja y bastante en una labor de titanes, en el que el dinero es el que es, las plantillas son las que son y las necesidades crecen en la misma medida que la población envejece.
Nos empeñamos, con más ganas que acierto, en buscar soluciones con lo que hay. Una labor casi infructuosa si las plantillas no se engrosan o los que están suman horas a su jornada laboral. Con lo existente es difícil avanzar en la senda de la reducción de las listas. Si fuera posible ¿no creen ustedes que se habría hecho? El “Talón de Aquiles” sanitario amenaza con enquistarse y gangrenar un sistema que ha sido siempre la perla cultivada del sistema de bienestar que los ciudadanos nos hemos dado o hemos alcanzado en los últimos cuarenta años.
Les pongo un ejemplo de la situación por la que atraviesa todo el sistema. A un ciudadano, anónimo, le detectan hace dos años una piedra en uno de sus riñones. Seis meses transcurrieron desde su primera visita al médico de cabecera hasta que por fin se convierte en un número más, uno más de esos casi 88.000 almerienses que esperan ser vistos u operados. Al año, lo vuelven a llamar. Le hacen una ecografía por la privada, que no solo confirma que el cálculo está ahí, sino que ha crecido. Ahora en vez de un centímetro tiene dos. Y cuando pregunta el tiempo probable para ser operado, le dicen que se olvide por el momento, pues sólo intervienen a pacientes con cáncer. Eso sí, le aconsejan de forma prudente y con la boca pequeña que beba mucha agua y si, por azares del destino, le da un cólico nefrítico, cosa altamente probable, salga corriendo a urgencias. Allí lo valorarán y posiblemente entonces la operación se ponga en marcha. Ese es el sistema y su funcionamiento en la actualidad, con una lista que crece sin que los remedios surtan efecto.
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