Visto y Oído
Sonia
Con un par
Fernando Soriano regresa este domingo a Almería. Aquí reside su mujer y sus tres hijas, Luna, Alba y Mar, quienes son almerienses de nacimiento y corazón. El de Alfamén, un pequeño pueblo donde el polideportivo lleva su nombre y está a 57 kilómetros de Zaragoza capital y a sólo 11 kms de Cariñena, donde su hermana regenta una bodega, vuelve al Estadio de los Juegos Mediterráneos, la casa de la UDA, con quien lo fue todo. Jugador y capitán, tercero en el ranking histórico de partidos (328) sólo por detrás de Ortiz Bernal y Corona. Fue entrenador de los rojiblancos y coordinador general de la Fundación UDA. Llegó con 26 años y se fue 12 después, con muchas experiencias, la gloria de dos ascensos y la hiel de un descenso. Y con la impresión de ser un tipo que se viste por los pies, con algún episodio más o menos oscuro, y con el cariño de la afición y de la tierra, donde echó raíces. Vuelve con 45 años, siete después de su marcha, con dos ascensos a Segunda División como director deportivo de Ibiza, una isla muchísimo más conocida que el club, y Deportivo, uno de los nueve clubes que han ganado la Liga. Soriano, como fue el caso también de Corona, perteneció a ese tipo de futbolistas, cada día más numeroso, que no desatienden su particular día después y han preparado su reciclaje desde la solidez de una formación académica, como una posible alternativa laboral de futuro o simplemente por cultura general. El talaverano eligió la carrera de Derecho y el aragonés se licenció en Magisterio en la disciplina de Educación Física. Pero ni uno ni otro han llegado a ejercer estas profesiones después de colgar las botas. Han seguido ligados al fútbol desde los despachos, en el Valencia en el caso del primero, que se casó y se ha separado con una almeriense, y en el segundo el conjunto gallego, que ganó la Liga y perdió su segundo título, de penalti y en el último minuto, y firmó en 2002 el Centenariazo del Real Madrid.
También te puede interesar