Vuelta a la normalidad
Vuelta a la normalidad
Si hay algún síntoma de que el mundo se mueve con relativa normalidad, es la vuelta del fútbol a aquellos sitios donde las guerras, las catástrofes o las pandemias han modificado las condiciones de vida. Definir o determinar, qué cosa es o no normal, depende lógicamente del lugar y del prisma con el que lo miremos. Qué es lo normal en Gaza, Ucrania o Siria. Pues depende de lo cerca que caigan las bombas y a partir de esa zona protegida, la vida se hace, lo más normal que se puede. En Ucrania se juega al fútbol siempre que cerca haya un búnker a mano que albergue al menos unas 500 personas. Eso es lo más cerquita de la normalidad que se puede estar después de casi dos años de guerra. Lo que para muchos de nosotros es normal, como comer todos los días, tener agua potable, o solamente agua, en otros puntos del hemisferio es una excepción. Y así y todo, la vida sigue, hasta que te alcanza la muerte, claro está. Los más de 200 fallecidos a causa de la DANA no se lo esperaban. La oscuridad les alcanzó en forma de inundación y el lugar por donde pasó un caudal descontrolado, hoy es casi un escenario de guerra. Entonces se detuvo el tiempo, como en esos relojes de pared que se quedaron con las agujas marcando el momento exacto del desastre. Se paralizó Valencia y alrededores, y por supuesto, se suspendieron los partidos de fútbol, entre otras actividades. Un mes después, la zona cero del desastre trata de recomponer su vida; la propia y la de todos. Y en eso, en lo colectivo, el fútbol es un termómetro infalible. Así se vivió este sábado en el campo de Mestalla, donde el dolor y las lágrimas cargaron de una emotividad poco vista dentro de un estadio de fútbol. Hasta que empezó a rodar la pelota. Hasta que el Valencia comenzó a ganar el encuentro. Entonces los miles de aficionados que allí estaban, respiraron normalidad. Al menos 90 minutos como los de antes del 29 de octubre de 2024. Gritaron, cantaron y se abrazaron, como lo hacían antes y como lo seguirán haciendo, después del paréntesis al que obligó la tragedia. El fútbol es tanto y tan poco, que a veces cura por un rato las heridas.
También te puede interesar
El atlas celular humano
Visto y Oído
Emperatriz
Crítica de arte
Francisco Bautista Toledo
EDUARDO MILLÁN Y EL PESO DE LA LUZ