Francisco Bautista Toledo

Vigueras

Crítica de arte

16 de agosto 2024 - 03:08

Es el Movimiento Indaliano una interpretación de la esencia natural de los campos de Almería, siendo muchos los artistas que han bebido de sus principios estéticos, logrando transmitir los rasgos característicos que definen sus paisajes.

La Luz siempre está presente en sus obras, ella y el reflejo vibrante de sus casas, fuerza cegadora que inunda la retina, alegría latente de sus espacios, escenario velador de los mundos ocultos tras la cascada luminosa que todo cubre. La Luz se esparce violenta, fuerza vital que fluye en el paisaje, dimensión de claridades en las que se albergan otras realidades fantásticas, espejismo permanente que traslada la mirada hacia las zonas visualizadas por el subconsciente, sustentada sobre un terreno árido, dura aspereza que devuelve con sus ocres, y marrones, la presión solar, siempre acompañada por un azul revuelto, reflejando la danza cromática sucedida bajo su presencia.

Rafael López Vigueras es un pintor que ha sabido captar todas estas cualidades, expresadas por los indalianos, siendo, según mi opinión, uno de los más fieles interpretes que han trabajado este estilo pictórico.

En sus inicios, aunque influenciado por las características aquí expuestas, se internó en el análisis de las formas visuales aprehendidas, jugando con sus contornos, proponiéndolos fijos, precisos, de acuerdo a recias lineas organizadas según el orden geométrico. Las estira, queriendo distorsionar la apreciación de la imagen, mas se quedó como intento, triunfando el espíritu de la figura en su comprensión, siendo insertada en un engranaje cromático de tonos ajustados, limitados en su número preciso, que no por ello agota múltiples posibilidades de gamas sugeridas.

No se queda el artista en la mera descripción de formas y colores, sino que las supera para introducirse en el alma de la imagen, exponiéndola de forma rotunda, densa, espesa, patente, intensa, poderosa puesta en escena de lugares de esta zona del Sur peninsular. Casas típicas sujetas a una estructuración lineal básica, encaladas, de refulgentes fachadas, simuladoras del imperio solar, que desafían el solar terroso y desnudo, temblor telúrico en su observación, que transcurre cuan suave canción de notas disipadas en la nada del medio entorno. Construcciones, luz y campos, aparecen solapadas en su observación, insertadas entre sí, conformando una entidad única, impresión mágica de la realidad latente en el lugar.

Rafael López Vigueras ha logrado percibir el auténtico carácter de Almería.

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