Visto y Oído
Sonia
Lo que de verdad importa
Estos días finales de junio se empiezan a oír, como cada año, comentarios mordaces en torno a las vacaciones de los maestros, englobando en este término a cualquiera que desempeñe funciones en los diversos niveles de nuestro sistema educativo. Y calificas así las observaciones del respetable porque suelen caracterizarse por cierta acritud, no carente de ingenio, en relación con el excesivo número de días que parecen tener aquellos que se dedican al noble arte de la enseñanza.
Hay que recordar siempre que quienes en teoría disfrutan de vacaciones son los escolares, nuestros niños y jóvenes, que llevan desde septiembre, salvo los periodos de Navidad y Semana Santa y algún día festivo más, entregados al aprendizaje y no sólo a ello. Las innumerables horas que añadimos a las jornadas lectivas, en forma de aula matinal, comedor, actividades extraescolares, refuerzos varios, que se suman a fines de semana que pueden resultar estresantes si participan en competiciones deportivas o culturales, les llevan a la orilla de final de curso extenuados, y con ganas de entregarse a las playas, al campo, a los conciertos y demás actividades veraniegas, o simplemente, al dulce arte de no hacer nada, especialmente en la adolescencia.
Y dices en teoría porque salvo casos aislados, no tendrás las mismas vacaciones que tus hijos, así que optarás por apoyarte en el entorno familiar (ay, esos abuelos salvavidas) o, si no cuentas con ello, terminarás apuntando a los chavales en campamentos de verano, cursos en el extranjero u otros inventos de aparcar infantes, que es lo que tiene la conciliación en nuestros tiempos.
Lo cierto es que el profesorado tiene las mismas vacaciones que cualquier funcionario, un mes que, además, no puede elegir, y que el que ocupa cargo directivo o de responsabilidad está al frente de su centro durante el mes de julio, y los demás están a disposición de lo que la administración les requiera, realizando actividades de formación o como ocurre este año, formando parte de los tribunales de oposiciones para el acceso a diversos cuerpos docentes.
Si piensas en hacerte educador por aquello del horario y las vacaciones, recuerda que no ves lo duro que hay detrás, como ocurre con los entrenamientos de los deportistas, y que este es un trabajo maravilloso que requiere de compromiso y dedicación, y de vocación, que es lo que de verdad importa.
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