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Ya se siente en las calles el arduo trabajo de las Hermandades y Cofradías . El bello trabajo de los imagineros, tronos hechos por tallistas y orfebres, bordadores en los mantos y palios de las Vírgenes. Así como se palpa el corretear de un lado a otro de los nazarenos para probarse las túnicas y recoger sus capirotes. Los ensayos incansables de los costaleros y los músicos. El fervor , la pasión y la tradición lo embriagarán todo en nuestra tierra, cada año más volcada en sus procesiones envueltas en incienso, cera y flores que, merecidamente, están denominadas de interés Turístico Nacional. Nos vienen a la mente costumbres de antaño cuando la devoción popular contaba con la cofradía de Nazarenos de Nuestro padre Jesús Nazareno , María Santísima de la Amargura y Santa Mujer Verónica. Asimismo, contaba con la Virgen de la Soledad . Eran los Titulares más antiguos de la ciudad. Por aquel entonces el ambiente de la ciudad era de mucho recogimiento, sobrio y catequético. Desde el quinto domingo de Cuaresma se cubrían las imágenes de Jesús y de los Santos con un paño o velo morado, color que comunica el sentido penitencial y doloroso. Las imágenes de los Santos eran descubiertas el Sábado Santo a las 12 de la noche en conmemoración de la Resurrección de Jesús, cuando se cantaba el Gloria. Durante la Semana Santa no proyectaban en los cines películas que no fuesen infantiles o de temas religiosos. Tampoco había música en los bares o locales públicos, a no ser que fuese música sacra. No podían sonar con fuerza el claxon de los coches por las calles, ni tampoco cantar fuerte ni oir música en las casas. Los Jueves y Viernes Santos, las comidas eran de vigilia, es decir nada de carne o productos cárnicos. Lo típico era el potaje de verduras, garbanzos y bacalao. Pero sí se comían dulces típicos de Semana Santa , como borrachillos, rosquillos típicos de Semana Santa, leche frita, pestiños, arroz con leche con canela y limón, natillas, rollitos rellenos de crema o de cabello de ángel, que nuestras madres y abuelas hacían en las casas. Se desprendía este aroma al pasar por las calles. En cuanto a la vestimenta, en aquella época se vestía de luto en Jueves y Viernes Santo. Las mujeres de traje negro y mantilla o velo negros. Los hombres con traje, camisa blanca y corbata negra. Las Camareras de la Virgen llevaban el vestido o traje con falda y mangas más largas que en la actualidad. La mantilla era más amplia, cubriendo por encima de los hombros. Los penitentes de la Cofradía de Estudiantes, en la Oración en el Huerto, llevaban el fajín esparto. Los penitentes del Santo Sepulcro , conocido como el Entierro, llevaban la túnica negra con cola.
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