Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Yal final se ejecutó lo de encimar al contrario presionando con agresividad, dando por fin sus frutos a unos jugadores que en línea ofensiva rezuman fantasía y calidad. Cierto es que Rubi lo expresó en la previa, deseando que dicha presión se ejerciera durante buena parte del choque, como así sucedió. Dicho esto, lo más normal era que, a igualdad de intensidad, venciera el conjunto que más calidad y pegada tuviera pese a que Baptistao perdonó lo imperdonable. Y es que sus dos primeros errores del brasileño no vinieron determinados por su falta de puntería, sino por los horrendos controles a la hora de habilitarse el esférico para encarar al portero con ventaja.
A colación de esto último, quisiera recordar a los que se ocupen de reforzar al equipo en el mercado de invierno que se la juegan, si es que no priorizan una posición que en estos momentos está cubierta, pero que por cualquier percance podría no estarlo en un próximo futuro. Me refiero a la necesaria llegada de un delantero centro más, si es que se pretende ascender. El mismo Rubi tuvo la mala experiencia de la ausencia de Sadiq la temporada del ascenso durante el mes de enero.
Durante ese tramo no se ganó y sólo se volvió a la senda de las victorias en aquel choque ante el Ibiza con Sadiq ya de vuelta de la Copa África. Este Almería, que también se debe reforzar en otras posiciones, sería temible si no dependiera tanto de la disponibilidad de Suárez, pues quien llegara no sólo sería el suplente del colombiano (en esas condiciones pocos vendrían), sino en ocasiones su acompañante, como está haciendo Baptistao. Sé que me estoy adelantando a los acontecimientos y que dejo momentáneamente de lado más comentarios sobre la importante victoria en Elche, pero más vale ser previsor.
Volviendo a la importancia de la presión y la intensidad, no puede haber mayor ejemplo gráfico que la escena del tanto del empate rojiblanco, que a la postre marcó el camino de la victoria final. Baba, esencial para esas tareas, roba en presión adelantada (como hace el Barça de Flick) un balón para que Lopy ejecute con calidad. Por cierto, si a partir de ahora se van a penalizar los festejos de los goles, más o menos provocativos, desde ya casi todas las celebraciones deberían ser amonestadas. En fin.
Durante la segunda mitad, se maniató al Elche con una ocupación del campo perfecta y unas anticipaciones en forma de presión hasta hace bien poco ausentes. Así sí, Rubi, y no sólo frente a los equipos combinativos, sino ante los que practican juego directo también, pues luego se generan balones divididos. Lo comento por lo que dijo al respecto Rubi en la previa. Sobre la zaga nada que objetar esta vez, ya que estuvo más que aseada ante el lógico empujón final del Elche que se encontró con una desventaja mínima gracias a Baptistao.
Tampoco voy a obviar el error de Fernando, al que no se le debería crucificar por una sola acción, habiendo demostrado seguridad durante el resto del choque. Este Almería comienza a ilusionar al amparo de una buena preparación física como se vio sobre el tapete ilicitano. Jugadores y cuerpo técnico entran en fase de confianza gracias a la intensidad reclamada, que no deja de ser la base sobre la que se sustenta el éxito en la categoría de plata, pues con una media de dos tantos a favor por partido, no se puede dejar escapar un ascenso.
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