Txabi Ferrero

El segundo equipo

Con un par

27 de marzo 2019 - 02:32

El deporte de base es, o al menos debiera de ser, la base del deporte. El futuro es hoy y se escribe desde el trabajo diario. La cantera da muchas satisfacciones, pero también exige mucha paciencia y cuesta. Nada grande se hace en un puñado de días. La apuesta tiene sus peajes, que hay que pagar, y sus propias coartadas. El Almería ha caído en una de ellas, siempre según la muy modesta opinión de quien esto suscribe. El guión es sencillo y muy recurrente. Formación y competición son los dos supuestos que entran en debate. Si se gana, todas las teorías defienden que no hay mejor forma de progresión que aquella que se expresa con la victoria. El equipo mejora y compite. Las cosas cambian con las derrotas. La formación del jugador es lo interesante en esos casos y la importancia de la competición queda en un segundo plano. Y de este cruce de caminos es de dónde nacen las contradicciones. El trabajo con jugadores jóvenes entraña sus riesgos, consustanciales e inevitables. Los meritorios son el camino a seguir cuando se jalean las victorias y resultan demasiado inexpertos cuando se rumian los fracasos. Es el caso del Almería B, cuyo ascenso del curso pasado fue tan meritorio como merecido. Los mandamases rojiblancos sacaron pecho y se llenaron de orgullo. Pero el tercer escalafón del fútbol patrio es una categoría cargada de trampas y con equipos, estadios y ciudades históricas. Los de Esteban Navarro, con un equipo low cost, no han dado la talla y están abocados al descenso de forma irremediable, "No es imprescindible que el filial esté en 2ºB", valora el director deportivo de la UDA. No tan lejos queda cuando el club llegó a comprar una plaza en Segunda B. Los tiempos han cambiado y la economía manda. La Tercera es más barata y la formación sale menos costosa.

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