La prima de riesgo y el riesgo de la prima

Con un par

Se le parece, pero no es un juego de palabras. La recta final del campeonato trae alegrías y tristezas, llantos y risas, por el objetivo cumplido o incumplido. La Liga en Segunda es larga, dura, ilógica por tramos y repetitiva. Una de sus constantes, temporada tras temporada, es el turbio asunto de las primas, legales por ganar y amorales si es por dejarse ganar. Las ha habido y no faltarán. Pero una cosa es la prima de riesgo y otra es el riesgo de la prima. La primera es la mayor rentabilidad que un inversor exige a un activo por asumir el riesgo que conlleva, poniéndolo en comparación con otro activo que se considera libre de riesgo. La prima de riesgo es principalmente conocida como un indicador de la solvencia de un Estado y de la confianza que tienen los inversores en la solidez de su economía. Cuanto mayor es el riesgo de un país respecto a otro, mayor será su prima de riesgo y, también, el tipo de interés que pagará por pedir dinero prestado. En fútbol cuanto mayor es el beneficio también es mayor el riesgo por conseguirlo, de una forma ilícita. Que tire la primera piedra aquel equipo que no haya recibido una prima por ganar y que levanten el brazo aquellos que lo han hecho por perder adrede, de forma deliberada. La Juventus descendió a la Serie B del Calcio en 2006 por estar implicado en el ‘Calciopoli’, un escándalo de compra de árbitros. En la Liga española eso parece impensable.“Eu non creo nas Meigas, mais habelas hainas”. O lo que es lo mismo: “Yo no creo en las brujas, pero haberlas, haylas” dice la famosa expresión gallega. Al final de cada campeonato surgen partidos, de esos llamados ‘raritos’ con pinta de amañados, entre un equipo que no se juega nada y otro que se juega la vida y el futuro de la entidad y de muchos de sus jugadores. Llegarán los resultados sospechosos, de difícil digestión y aún más de un imposible esclarecimiento.

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