Francisco Bautista Toledo

La pintura de Martín Rico

Crítica de arte

23 de agosto 2024 - 03:08

Martin Rico Ortega (Madrid, 1833-Venecia, 1908) elevó el paisajismo realizado en España entre los mejores del continente europeo, consiguiendo obras que no tenían nada que envidiar a los pintores itinerantes de Rusia.

Su comienzo estuvo influenciado por el romanticismo, corriente pictórica en boga, elaborando piezas de paisajes idealizados, bajo una luminosidad dorada y horizontes exuberantes de vegetación. Más adelante conoce las nuevas tendencias plásticas europeas, acercándose al naturalismo, realismo o impresionismo. En su obra fija su mirada en los trabajos cotidianos del pueblo llano, influido, sobre todo, por el realismo de sus maestros franceses. Pero en su producción artística, Martín Rico supo desarrollar una personalidad estética propia, mostrando su singularidad creativa, adentrándose por senderos originales de estilos figurativos novedosos. En este proceso fue aclarando la luminosidad de sus cuadros, remarcando las figuras, tomando fuerza la claridad en el proceso creativo desarrollado en el tiempo, de tal forma que sumió en su resplandor los trazos de las figuras, quedando anegados de blancura cegadora, matizada por el azul celeste. Unas piezas poseen una impronta cegadora, en otras muestran una luz cristalina, de tonalidad equilibrada, visualización limpia, ahondando en ellas el pintor hacia un realismo descarnado, descansando siempre en sus obras un silencio sereno, la huella de los momentos cotidianos que transcurren olvidados a la mirada. Vida del pueblo descrita por el pintor, recogiendo la actividad cotidiana de la sociedad sencilla, anclada en el sueño de los tiempos. En otras composiciones, recrea su interés plástico en edificios históricos, símbolos del lugar, resumiendo en ellos la idea que se tiene sobre la historia de la ciudad donde se ubica.

Un cuadro de este artista, que destaca para mí, es el titulado “Puerta de una casa en Toledo” en el que recoge la luz triunfante del mediodía, salvando el colorido del portón de la casa, en pulso permanente con el albor del ambiente, plasmando con fidelidad la imagen del entorno. Es un cuadro de intensa atracción contemplativa, flujo luminoso que desborda el espacio enmarcado y se introduce en la retina del observador. Obras de tipo similar son “Puente de Toledo” y “Recogiendo naranjas”. En otras composiciones muestra frescura y elegancia, siendo trabajos de gran calidad estética, como es el caso de la pieza “ La Torre de las Damas “. Sin embargo, este pintor no ha sido suficientemente valorado en la Historia de la Pintura europea y española.

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