Pinchazo

02 de diciembre 2024 - 03:08

El Barcelona volvió a pinchar en la liga, con uno de los de abajo. Ya no puede ser una casualidad o cosas del fútbol. Cayó en Anoeta, se dejó afanar dos puntos de dentro del bolsillo contra el Celta y cayó en Montjuic frente a Las Palmas, lo que rompió todos los pronósticos. El Barça no podía celebrar de mejor manera sus 125 años de vida, perdiendo y jugando en casa prestada. Todo mal. Las razones pueden ser las mismas que las justificaciones. Si antes los chicos de la Masía tenían hambre, ahora parece que han perdido el apetito. Si antes tirar la línea del fuera de juego en el medio de la cancha era una virtud, ahora parece una ruleta rusa. Si en las primeras fechas Koundé era Cafú, ahora volvió a ser el Koundé que venimos viendo temporada tras temporada. Si la llegada de Hansi Flick, había sacudido a la plantilla, ahora el equipo puede haberse aburguesado y eso que la gran mayoría todavía no ha empatado con nadie. O simplemente son cosas que pasan. Rachas le llaman algunos en el mundo del deporte, pero lo cierto es que en 20 días el FC Barcelona ha tirado la ventaja a la papelera de la liga y todavía queda mucho campeonato por delante. Si el técnico blaugrana decía hace un mes que el que suma mucho al principio de temporada, tiene serias posibilidades de ser campeón según las estadísticas, pues yo digo que el que se deja ocho puntos de nueve en juego, llegará al final siendo uno más del montón. No parecen verdades reveladoras, sino matemáticas puras; no hay que nacer en Alemania para sostener una tontuna como esa que dice que el que suma más puntos, gana la liga. Ahora mismo da la sensación que el que se equivoque menos, le alcanzará para levantar la copa. El equipo parece poseído por el espíritu del Xavi DT, que hace más sufrir que disfrutar. Lento y perezoso, todo lo contrario a lo que mostró no hace tanto tiempo, otra vez necesita que se vea la mano del entrenador. Jugando así, se está más cerca de la depresión que de la alegría. Esa escuadra valiente, no sabe salir del hoyo. Ya no hay cocos ni rodillos. La pelota caprichosa rompe todas las verdades para que se baraje y se reparta de nuevo.

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