Lola Fernández Mingorance

Parón en la vorágine de la vida

Opinión

Comienzo mi escrito con el deseo de que esta Cuaresma pasada haya servido para la conversión, y de no ser así, que sea la semana más bonita del año para los cristianos, la Semana Santa, y más concretamente el próximo Martes Santo gracias al poderosísimo instrumento que poseemos como es nuestra estación de penitencia del AMOR, donde encontremos la ocasión perfecta para hacer un pequeño parón en la vorágine de la vida que tantas veces nos arrolla y nos deja sin aliento. Creo que merece la pena que como hermanos del AMOR nos esforcemos por conseguir esa pausa, para que otro Martes Santo, aprovechemos, bajo nuestro antifaz, en la penumbra de las trabajaderas, o en cualquier otra posición, para dar gracias, para pedir, para cumplir promesas, para reflexionar sobre nosotros mismos y el devenir de nuestras vidas, para librar de ataduras nuestra alma y también para reencontrarnos con la tradición que marca la historia de nuestra ciudad cada Semana Santa, repartiendo AMOR por las calles de Almería.

Hoy salimos a la calle haciendo realidad algunos de nuestros sueños. Este año procesionamos con la canastilla del paso del Cristo totalmente terminada en la fase de talla, también el cuerpo de acólitos que precede el paso, estrenará cuatro ciriales y una pértiga realizados en Sevilla por nuestro tallista Daniel Ibañez.

Aprovechemos esta Cuaresma para reconciliarnos con Dios y con los hermanos, renovemos y aumentemos el don de la fe para que vivamos la Semana Santa con amor, en oración y recogimiento y manifestemos con cada llamada, cada marcha, y cada “chicotá” la devoción al Santísimo Cristo del Amor y a la llena de gracia, Nuestra Señora del Primer Dolor.

Como sabéis estamos inmersos en la celebración, junto a toda la diócesis, del Año Jubilar de la Esperanza, una oportunidad única de gracia y renovación espiritual para toda la comunidad. Más que nunca, necesitamos reavivar y fomentar la esperanza, y debemos encontrar el modo de hacerlo conscientes de que nuestra esperanza está en Cristo resucitado, que nace y se fundamenta en su amor y se manifiesta en nuestra vida de fe. Pidamos a la bendita entre todas las mujeres y esperanza nuestra, María en su Primer Dolor, que nos ayude a comprender que el camino de la salvación está en su Divino Hijo.

Concluyo recordando que las sagradas imágenes de nuestros Titulares, que tanto amamos, al igual que el resto de los del resto de hermandades de nuestra ciudad, no son si no meras representaciones de la Pasio´n, Muerte y Resurreccio´n del Señor y del grandísimo dolor de su Madre que nos ayudan, en la catequesis ambulante que debe ser nuestra estación de penitencia, a difundir la Pasión de Cristo como vehículo de salvación, pero la verdadera presencia del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo está en la Eucaristía, instituida por el mismo Jesús en la Última Cena y que nos espera permanentemente en el Sagrario.

stats