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Pocos nos habríamos creído, al principio de la temporada, que la UD Almería fuese a recibir el 2025 liderando alguna clasificación que no fuera la de más derrotas recibidas o la de más número de goles encajados. Los rojiblancos, en tres meses sublimes, han dado la vuelta a la situación y han acallado las críticas, han insuflado optimismo al más pesimista y han demostrado -la mayoría de ellos, no todos- por qué forman parte del plantel más caro de Segunda División. Uno de los principales objetivos que se marcó el club allá por septiembre, tras un verano irrisorio en lo que a fichajes se refiere, fue llegar con vida al mercado invernal. Esto es, recibir enero en plena pomada, en una posición ventajosa a nivel clasificatorio para, con algunos retoques, ya sí, asentarse definitivamente en la parte alta de la tabla. La plantilla, pese a no ser extensa y contar con bajas importantes, ha superado las expectativas. Es ahora cuando un gélido pensamiento sobrevuela la mente de más de un aficionado unionista: ¿y si la directiva, nunca exenta de ego, decide que apenas hay que actuar en esta ventana invernal debido a que el equipo va líder de forma segura y fiable? Que el Almería haya llegado hasta aquí en primera posición no quiere decir que todo sea perfecto. La defensa lleva años haciendo aguas. El centro del campo carece, con la lesión de Baba y la no confianza de Rubi en Édgar como pivote, de un futbolista defensivo puro. La delantera solo tiene un nombre y la dependencia que genera asusta. Con la confirmación de que Lázaro Vinicius apuntalará las bandas -esperemos que algo más motivado que en el final de su anterior etapa-, quedarían tres puestos que, sí o sí, deberían reforzarse. El mercado invernal no es la panacea, pero viene bien. Sobre todo, cuando en verano te dedicaste a vender y no a comprar. Esperemos que esta primera posición no llame al conformismo de la directiva, porque la temporada podría hacerse larga.
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