El mayor patrimonio

Ala infernal espera de las infraestructuras que pueden cambiar por completo el rumbo de la Unión Deportiva como club y de un primer equipo que sólo sólo parece estar empezado por los cimientos del banquillo, el mayor patrimonio de la UDA como club sigue adquiriendo valor de forma incontenible. Lo que muchos creían que se iba a quedar en una grandiosa anécdota, ha marcado un antes y un después en el cánon de la entidad. El filial ha empezado su andadura en la cuarta categoría haciendo gala de lo que siempre ha representado a su esencia. Un equipo con iniciativa, trabajador, solidario, con una madurez anormal; y ganador, un adjetivo de los que pueden alardear en este bendito club. El Almería B se sitúa, tras diez jornadas, colíder de una categoría con la que aún se está conociendo, aunque nadie lo diría. Pese a algunas bajas sensibles, los tres ejes vertebrales se mantienen imperturbables: el cupo almeriense, apuntillado (y de qué manera) esta temporada con Edu Plá, sigue siendo clave; los almerienses de adopción, creciendo a pasos agigantados y apuestas ambiciosas de club, que siguen intentando acoplarse al exigente ecosistema. Lasarte, el artífice de todo esto, sigue picando piedra para dejar al Almería con un patrimonio valioso y sentando un precedente que trasciende de lo futbolístico y entra el terreno de lo identitario y lo idiosincrásico, conceptos inéditos en el ideario almeriense. Decía ayer que el objetivo, pese al vértigo del coliderato, siguen siendo los 44 que te salvan. Un ejemplo de que, pese al inconmensurable valor que siempre alberga el triunfo, el cometido es hacer de esta camada un grupo de futbolistas preparados para el futuro y quién sabe si para nutrir al primer equipo. El tiempo pasa y habrá que tomar decisiones. No será ahora, naturalmente, pero el filial es el mayor patrimonio de un club cada día más necesitado de pasos firmes y no en falso.