¿Por qué marcos?

06 de septiembre 2024 - 03:07

En un equipo sin arraigo ni identidad propia, la pérdida de Marcos Peña es el ultimo capítulo del techo de cristal que existe entre la cantera y el primer equipo. Una barrera que ni la generación de oro juvenil, con aquella hornada de futbolistas liderada por Lasarte, ha acabado de romper sin paliativos. El centrocampista almeriense, que fue titular en la recta final del pasado campeonato liguero, se marchó cedido el último día de mercado al Marbella. Allí tendrá que madurar para encontrar un hueco la próxima temporada, aunque con todas las reservas que uno puede tener viendo el historial de cesiones del Almería a la categoría de bronce del fútbol nacional. El canterano, con la competencia de Édgar y Baba, teóricamente no tenía espacio en la plantilla sin la marcha de otro futbolista de la medular con Lopy o Robertone, entre otros. Una situación que verbalizó Rubi esta semana, antes de que se produjese un movimiento no tan inesperado en el seno de la entidad rojiblanca: la marcha de Montes. Si acaba saliendo el central, la figura de Marcos volvería a tener importancia en el caso de que Édgar tuviese que actuar como central. Por lo tanto, su adiós no se entiende ni a nivel de gestión ni deportivo. En el mejor de los casos, su cesión será todo un éxito. ¿Y después? No confiar en Peña, que ha demostrado con creces nivel para la categoría, supone un paso atrás para La Academia. Si los jugadores de la casa se han reflejado en alguna ocasión en el centrocampista, no es una buena noticia esta despedida sin previo aviso y a horas de que cierre el mercado. El almeriense puede ser una figura capital en el proyecto en los próximos años, al igual que Rachad, Bruno o Valen. Hay que plantearse cuidar más la gente que siente el escudo y no a aquellos que lo pisotearan a la primera de cambio.

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