Más Madera

22 de junio 2024 - 10:58

Puede parecer que los periodistas disfrutamos con los males ajenos, con las mareas revueltas o con los avisperos agitados. Nada más lejos de la realidad. En esta semana, donde parecía que sólo el equipo dependiente podía darnos razones por las que, pese a todo, llevar esta autolesiva enfermedad por bandera, hemos tenido que asistir a otra bochornosa gestión que ha privado a la marea rojiblanca de alentar a su equipo en Toledo. La UDA ya había conseguido lo más complicado: tener de su lado a cientos de dementes dispuestos a meterse medio millar de kilómetros por ver un partido de quinta. Pero, como siempre, ha decidido obviarlo. Las primeras noticias obedecían a una negativa del club a vender entradas: sólo 55 para las peñas (casualmente, las plazas necesarias para llenar un autocar). El resto, para familiares y allegados de los jugadores, con fin de prevenir los problemas que se dieron en el Municipal de La Victoria. O lo que es lo mismo: primero, los de fuera. Luego, si eso, si viene bien y, si no, pues nada; el aficionado. Reservamos un número de entradas absolutamente delirante para compromisos y dejamos las migajas para el abonado al que le hemos quitado las supletorias y hemos devuelto al infierno en la Tierra. Al percatarse del desorbitado número de entradas reservadas, sacaron más migajas a la venta: otro medio centenar que, pese al engañoso tuit de 24 horas después, duraron medio asalto pese a la incontestable negativa del club a facilitarle un autocar para el respetable (el coste del viaje es de 40 euros para ver un partido de 3ªRFEF). Seguramente, en el Salto del Caballo habrá más familiares, amigos y compromisos varios de los jugadores del Almería B que abonados al corriente de pago de su carnet. En momentos así, hay que agradecer el estoico esfuerzo que está haciendo mucha gente por seguir al otro lado, porque lo ponen realmente complicado.

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