Luces y sombras

04 de agosto 2024 - 03:11

Dentro de las encarnizadas corrientes que, erróneamente, cada vez van adquiriendo más protagonismo entre la opinión pública almeriensista, está el que atañe a la nueva (me hace gracia que siga aplicándosele esta caracterización) propiedad de la Unión Deportiva Almería. Para variar, en absoluto exenta de una polarizacion de la que uno procura no participar. Curiosamente, en el quinto aniversario de la llegada de Turki Al-Sheikh a la capital almeriense, hay pocas cuestiones dentro del ecosistema rojiblanco que se presten menos al maniqueísmo que esta, dado que se trata de una especie de equilibrio perfecto entre malas y buenas decisiones. Eso, naturalmente, es reducirlo de un modo bárbaro, pero, una vez más, no me queda sino reivindicar y alentar a que la parroquia no pierda ese espíritu crítico desde una vertiente constructiva que, en el cien por cien de los casos, va a tener un efecto positivo y edificante. Sí, puedes reprocharle a la dirección general de la entidad de la Vega de Acá que siga jugando al gato y al ratón en cuanto a la ciudad deportiva, avance de la reforma del estadio de los Juegos Mediterráneos, etcétera. No sólo puedes: debes. Y sí, puedes agradecerle públicamente a Turki habernos sacado del total y absoluto fango donde el equipo indálico como institución pendía de un hilo. Un acto loable y respetable. Pero siempre sin perder la visión crítica que nos ayudará a seguir creciendo. Sin desatender a todas las déspotas actitudes de la comitiva del saudí, no conviene olvidar que los problemas pasados de la UDA trascendían lo futbolístico. Era un auténtico drama social que se arrastraba a lo largo de los años. Haber salido de ahí con creces es la primera victoria intachable. Todo lo demás es accesorio, pero evitando caer a toda costa en la complacencia.

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