Crítica de arte
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Los espíritus del bosque
Con un par
Luces de Bohemia ha cumplido un siglo desde su publicación. La obra cumbre de Ramón María del Valle-Inclán recurre como metáfora al uso de dos espejos en el Callejón del Gato madrileño a principios del siglo XX. Se trata de dos espejos deformantes que instaló un comerciante como reclamo para atraer clientes. Los espejos cóncavos son capaces de transformar en absurdas las imágenes más bellas y los convexos producen imágenes virtuales y son disminuidas, más pequeñas que el objeto, en tamaño. Lo bello y prestigioso pasa a ser absurdo y grotesco. La UDA homenajea cada semana al escritor gallego, creador del esperpento. En Huesca escribió un nuevo capítulo de su particular libro de los horrores defensivos cediendo gol en el primer saque de esquina. El tanto no llegó antes porque este lance del juego no se produjo con más rapidez. Los Chumi, Edgar y compañía, sin olvidar al portero Maximiano en su regreso, salieron fotografiados nuevamente. La respuesta fue la de siempre, silencio y cabeza agachada. Lo glorioso de las dos jornadas anteriores se transformó en burla. Lo que pudo ser revela lo que es. La apariencia de realidad se enfrenta a su trasfondo: el equipo no defiende ni tiene defensa, a balón parado ni en movimiento. Lo más parecido a una Hermandad de Monjas de la Caridad que da de comer al hambriento y de beber al sediento. No es de recibo que el equipo tenga que masticar ortigas, y su picazón e inflamación, para que reaccione. Rubi no se fía y este periodista, tampoco.
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