His three daughters

Un relato conmovedor sobre los últimos momentos de vida de una persona y el impacto en su entorno llega de la mano del director Azazel Jacobs.

Centrada en tres hijas que se reúnen para acompañar a su padre en sus últimos días, la película “Sus tres hijas” nos invita a reflexionar sobre el peso de las relaciones familiares. El estreno de Netflix cuenta con un elenco de grandes actrices como Natasha Lyonne, Carrie Coon y Elizabeth Olsen, quien finalmente parece haberse liberado de la sombra de Marvel y retorna a sus raíces en el cine independiente.

“Sus tres hijas” explora de manera dolorosa esos momentos finales en los que una familia, aunque fragmentada, debe unirse para afrontar el inevitable adiós. El cuidado de un ser querido en sus últimos días trae consigo no solo el desafío emocional de la despedida, sino también el resurgir de heridas del pasado y traumas profundamente arraigados. Jacobs capta con maestría estas emociones en un entorno reducido: un par de habitaciones y un parque, donde las hermanas brillan mientras lidian con la agonía de la situación.

A través de sus miradas, parece que las llamas del dolor y la confusión intentan abrirse paso para encontrar, finalmente, a su padre. Uno de los mayores aciertos del largometraje es el tratamiento del espacio. Aunque la casa en su totalidad juega un papel importante en la narrativa, hay un lugar prohibido: la habitación del padre. En ningún momento se nos permite ver su interior, solo una luz roja y cálida se filtra desde la puerta. Las hijas entran y salen según les corresponde, como si fuera una puerta al más allá a la que el espectador no tiene acceso.

Este detalle refuerza la idea de que ciertos duelos son experiencias íntimas, reservadas solo para aquellos que los viven de primera mano. Con el avance de la trama, la fachada de estoicismo que presentan las hijas comienza a desmoronarse, revelando con sutileza los lazos invisibles que las conectan, aunque ellas no sean capaces de verlos. Es el padre quien, a punto de partir, parece tener la clave para que las hermanas puedan reencontrarse y comprenderse.

Sin embargo, la reconciliación se torna una tarea imposible en medio de la pérdida inminente. A través de actuaciones brillantes y una dirección precisa, la película nos recuerda la fragilidad de los vínculos familiares y el impacto profundo que tiene el final de una vida en quienes permanecen. El duelo se convierte en un espejo donde se reflejan tanto las fortalezas como las debilidades de una familia, y donde los silencios hablan más que las palabras. Un retrato muy doloroso pero lamentablemente familiar sobre un momento esencial en la vida, la partida..

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