La grada ya no perdona

Lo de “borrar” lo de la temporada pasada es muy difícil en una afición que fue avergonzada por la plantilla más cara de la historia de este club y que, sorprendentemente y a pesar de lo mal que lo hizo, repite en el mismo vestuario con tan solo una novedad. Son ya cinco los entrenadores que han pasado por ese banquillo, y está claro que lo que no funciona es lo que está en el campo. Tras lo vivido el pasado lunes esta temporada la grada no le va a pasar ni una a esta plantilla, incapaz, al menos hasta ahora, de competir en la liga profesional. Entiendo a Rubi que públicamente defienda hasta la saciedad a este grupo, pero también me gustaría saber qué opina de puertas hacia adentro. Desconocemos si el club ha cumplido con lo que le pidió el entrenador a la hora de firmar por tres temporadas para que esta plantilla, que fue un auténtico desastre la temporada pasada, vuelva a enfundarse la camiseta rojiblanca. ¿Qué nota le pondrá Rubi a su equipo después de dos meses trabajando con ellos y cinco jornadas de Liga? La grada ya se la ha puesto, con tan solo una victoria y siendo el equipo más goleado: abroncada, pitada, silbada y, de rebote, al palco, y eso que solo van cinco partidos. Lo del otro día fue tremendo. ¿Dónde está el mensaje de Rubi en el campo? ¿De verdad que a este equipo solo le hace falta un jugador de banda? O Rubi no ha visto muchos vídeos de la temporada pasada o mira para otro lado, asumiendo una responsabilidad que en parte es suya pero también de los jugadores que tiene y que el club le ha puesto a su disposición para buscar “el ascenso directo” a Primera. Suena a chiste, pero después de lo visto el curso anterior, acostumbrados a perder partidos, pedirles ahora que ganen suena a utopía. Esta plantilla no da para más. Lo mismo se le gana al Eibar, pero defensivamente es un desastre y que la moral es de cristal. Lo dije y lo mantengo: con estos soldados difícilmente ganaremos esta guerra. Ojalá me equivoque y seré el primero en reconocerlo, pero después de cinco jornadas, tenemos, desgraciadamente, más de lo mismo.