Tribuna Económica
Fernando Faces
El gasto público explica el 59% del crecimiento
Tribuna Económica
Desde el cuarto trimestre del 2019 hasta el segundo semestre del 2024 el PIB español ha crecido un 5,7% muy por encima de la media de la Eurozona del 4,2%. Pero quizás lo más importante no sea el cuánto sino cómo ha crecido la economía española. El principal motor de este crecimiento es el consumo público, que explica el 59% del crecimiento del PIB. El segundo motor ha sido la demanda externa neta, exportaciones menos importaciones, que ha supuesto el 21%. Por el contrario, la inversión explica tan solo el 7% .
La debilidad de la inversión privada y publica es un dato importante. La inversión privada es inferior a la que había en 2019. El stock de capital de España no aumenta, lo cual está dañando el potencial de crecimiento y explicaría la negativa evolución de la productividad, siendo una vulnerabilidad a futuro del crecimiento y creación de empleo de España. Confiar el crecimiento de la economía española al incremento del gasto público no deja de ser una temeridad e irresponsabilidad. Con una deuda pública de las más altas de Europa y un déficit estructural que supera el 3% del PIB, en un momento en que vamos a asistir al retorno de las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad y crecimiento europeo, España se verá obligada a una consolidación fiscal, que implicará una reducción del gasto público y un aumento de los impuestos.
A lo cual hay que añadir que en la composición del gasto público de España los gastos sociales (pensiones y desempleos) absorben mas del 60% del presupuesto y en los que inversión publica en activos físicos e inmateriales ha ido descendiendo en las últimas décadas hasta situarnos en la cola de los países de la UE. El gasto público en infraestructuras y en educación es de los menores de la Eurozona. Variables macroeconómicas muy ligadas a la productividad y al potencial de crecimiento de España en las próximas décadas. La debilidad de la inversión privada en los últimos años esta muy ligada a la inestabilidad política, a la inseguridad jurídica y a la falta de incentivos para invertir. Las empresas no se arriesgan a aumentar su capacidad productiva. La inversión en capital físico y tecnológico y la educación como palanca del talento y de las competencias son dos variables fundamentales para garantizar la evolución positiva de la productividad y del potencial de crecimiento y creación de empleo de España. Tanto una como otra han tenido un comportamiento insuficiente en las últimas décadas. Confiar el crecimiento futuro de la economía española al incremento del gasto público es una irresponsabilidad política.
El triunfalismo del Gobierno de Sánchez explicitando una y otra vez que España crece por encima de la media Europea, sin explicitar cómo se está produciendo este crecimiento y su sostenibilidad a medio y largo plazo, es una temeridad. Y es evidente que si la inversión no despega y la confianza no retorna a los empresarios con las altas tasas de desempleo y deuda que España tiene y con la baja productividad y débil inversión empresarial por falta de confianza en el Gobierno y las instituciones, el crecimiento futuro es dudoso y vulnerable.
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