Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Mientras el campeonato de liga es tremendamente irregular, al menos para los de arriba, quien mantiene una regularidad preocupante es Kylian Mbappé. El Barcelona empata, gana o pierde. El Real Madrid, más de lo mismo. Ambos contra cualquier adversario y en cualquier escenario. Cristiano y Messi nos malacostumbraron y pensamos que eso que hacían era la normalidad. Pero Mbappé, aspirante al trono vacío, sigue a lo suyo; un aporte escaso, que es pobre o muy pobre, al rendimiento general del equipo. No es que las expectativas altas sean infundadas. Al delantero del Real Madrid se le conoce una categoría contrastada y una pegada letal, lo que lo ha convertido en objeto de deseo del club blanco que ha esperado siete años en lograr que vista su camiseta. Pero el delantero francés sigue sin aparecer. No es el líder que vimos en el PSG ni en el equipo blue, donde Deschamps no le ha convocado. El liderazgo es quizás el mayor reclamo. Si la cara es el espejo del alma, en el rostro del 9 del Madrid se nota una falta de convicción que llama la atención por la trayectoria del jugador, entre otras cosas, campeón del mundo con Francia en Rusia 2018. Pero jugar en un equipo como el Real Madrid no es para cualquiera. Hay que tener una cabeza que aguante la presión que propiamente genera vestir la elástica de un club de esas dimensiones. Tal vez sea el miedo escénico al que se refería García Márquez y que le gusta repetir a Valdano, porque con seguridad no es lo mismo jugar en el Parque de los Príncipes que en el Santiago Bernabéu. Hay voces que dicen que está opacado por la figura de Vinícius, pero cuando el brasileño no juega, Donatello tampoco es un súper héroe. Sus compañeros intentan que coja confianza y le dan a tirar los penaltis, que falla por falta de confianza. El sábado marcó un gol de esos que no cambian los partidos. O es que el problema no lo tiene Kylian y su bajo rendimiento se debe a un flojo desempeño colectivo, con un equipo que no carbura y un técnico que no da en la tecla. Como están las cosas, mientras se gane, el tiempo juega a favor del 9. La temporada es larga. En la estación de Concha Espina siguen esperando a Kylian.
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