El eslabón perdido

06 de diciembre 2024 - 03:09

Nunca es un buen momento para una lesión de gravedad. Sin embargo, la de Iddrisu Baba duele más por lo que todo lo que ha acabado representando en un breve espacio de tiempo. El mediocentro se había convertido en pocas semanas en el líder de la sala de máquinas del equipo de Rubi. Un mandato desde el silencio, porque sus actuaciones eran más poderosas que cualquier discurso en el vestuario. Un jerarca en una posición vertebral para la UDA que había cambiado la cara de un equipo apagado y frágil en defensa para convertirlo, desde el control en la parcela central, en una verdadera apisonadora. Desde su asentamiento en el once, el Almería paso de encajar dos goles por partido a solo uno. La diferencia entre ser un equipo de descenso a uno que aspira a estar en los puestos de arriba. Dominio de la escena, presencia en las ayudas, la primera piedra en la que construir los ataques y una personalidad que no se había visto hasta ahora en su etapa como rojiblanco. El curso pasado confesó lo mal que lo estaba pasando. Un discurso preocupante en el que sus compañeros tendrían la última palabra para que el ghanés se adaptase finalmente a la ciudad y al equipo. En estos meses, jugadores como Puigmal o Melamed han sido claves para ello. Baba por fin ha sonreído y la canción de La Bamba, en honor al futbolista, se ha convertido en un himno en la plantilla. Por todo ello, esta baja es mucho más que perder a un integrante del plantel indálico. Hasta el próximo curso no se volverá a vestir de corto el hombre que encarna el final de una pesadilla que él mismo vivió en el lado más personal. Pronta recuperación, Iddrisu. Esa canción se convertirá en la de un ascenso que llevará tu nombre. Más que nunca, siempre de Baba. Un eslabón perdido que volverá más fuerte de esta batalla.

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