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Buena piedra de toque para la UDA en esta calurosa pretemporada, donde se vio a un Almería fatigado por la puesta a punto de estos días. José Gomes probó con un sistema de tres centrales y dos carrileros, pero quizá no pudo sacar conclusiones por la excesiva carga física en los albores de la temporada. Habrá que ir viendo la evolución de las próximas semanas para saber del potencial de este bloque antes de que la campaña comience. Esperemos que con la asimilación del sistema se vayan encontrando las vías necesarias para abastecer de más balones de calidad a un delantero como Darwin Núñez. No, ironías aparte, ni viajé en el tiempo ni me he bebido una botella de ron durante el choque. Es que este Almería está más cerca de parecer un equipo de pretemporada que de la era del coronavirus.
No se equivoquen, no fue cuestión de sistema, no fue cuestión de nuevo entrenador, ni tampoco de la misteriosa falta de efectivos de la primera plantilla en la convocatoria y en el once inicial. Ni siquiera de Francisco y de su conocimiento del rival. Fue simplemente que este Almería está medio muerto por las circunstancias que sean y el flamante entrenador rojiblanco se ha percatado al instante. José Gomes hizo lo que pudo jugando como lo hizo el Atlético de Madrid justo antes del confinamiento ante el vigente campeón de Europa, el Liverpool, pero sin fuerza, sin vigor, sin resistencia, sin preparación y sin chispa.
Cualquiera sabe lo que puede acontecer el próximo domingo en el Mediterráneo, porque el fútbol es una caja de sorpresas y más en esta época tan extraña para el deporte. Ojalá que se pueda remontar una diferencia afortunadamente exigua, pero da la impresión de que por lo visto sobre el terreno de juego el Girona preparó convenientemente la eliminatoria y el Almería no pudo por los inconvenientes conocidos, unido a una paupérrima disposición heredada de la época de Guti.
Por eso, con todo lo expuesto, el resultado es extraordinario de cara al encuentro de vuelta y de paso nos demostró algo que se ha venido observando desde el inicio de la temporada. Y es que el Girona, que al final se pudo colar ente los seis primeros, nunca estuvo fino durante el presente curso, le faltó algo pese a su presupuesto, el mayor de la categoría. Aun así, con un Almería baldado, hay eliminatoria. Eso es algo por lo que Francisco debe estar contrariado. Cualquier otro equipo con más chispa hubiese machacado a un Almería más inocente que un pato de goma. En el fútbol, eso de dar vida a un contrario se suele pagar, a eso habrá que agarrarse, a ese clavo ardiendo. No merece la pena comentar la labor de ningún jugador ni el sistema empleado por Gomes, bastante hicieron los ayer equipados de azul para mantener la llama ardiendo. Además, pienso que fue la táctica más adecuada evaluando el estado en el que aparentemente se encuentra la plantilla rojiblanca, por cierto para mí superior a la del Girona si compitieran en las mismas circunstancias. Solo me gustaría destacar a Callejón, un jugador más que válido. Ojalá que el Almería nos retrotraiga a las remontadas peliculeras de Rocky cuando tocado y hundido, moral y físicamente, resurgía de sus cenizas.
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