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Despedidas
Esta semana me encontró con la guardia baja. Al esperado anuncio del retiro como futbolista en activo de Andrés Iniesta, se sumó el adiós de Rafa Nadal. Con ellos se cierra un ciclo, con seguridad el más glorioso de la historia del deporte en este país. Dos chicos buenos, los yernos perfectos, siempre haciendo frente a las adversidades, nos regalaron triunfos y campeonatos que se han quedado grabados a fuego y serán disfrutados para toda la eternidad. Siempre correctos, ambos hicieron tal vez lo más difícil; hacer equilibrio en la cima, con los dos pies asentados en el suelo. Nunca una mala cara, nunca una voz disonante, ni una palabra más alta que otra. Siempre el aplauso y el reconocimiento del público allá por donde pasan. Yo los vi jugar, diremos a futuras generaciones que no querrán creer que en España hayan coincidido tremendos talentos con sus consiguientes logros. El gol de Iniesta a Países Bajos en aquella final sudafricana en 2010 que nos dio la única estrella que llevamos en el pecho es una imagen icónica, más fuerte, aunque igualmente importante, a aquella parada salvadora de Casillas a Arjen Robben en la final de ese mismo mundial. Iniesta de mi vida gritaba Camacho desde la improvisada sala de transmisión, una frase que haríamos propia mientras el de Fuentealbilla se levantaba la camiseta para mostrarle al mundo que el espíritu de Dani Jarque jugaba para nosotros. El único barcelonista que es aplaudido en casa de los pericos, el que le dio sentido a las palabras patria y unidad. El jugador español con más títulos en su palmarés. Y mientras todos estos años pasaban, Rafa Nadal se proclamó Rey de Francia ganando catorce Roland Garros. Para tomar París no necesitó un ejército. Raqueta en mano campó a sus anchas. El mallorquín se guarda la despedida para representar a España en la Copa Davis a disputarse en Málaga. El anuncio ha provocado la locura y ya no se consiguen entradas por debajo de los 1.500 euros. La última aventura que Rafa quiere convertir en hazaña. Ya no le hace falta. La opinión mayoritaria lo ubica en el podio como el mejor deportista español de todos los tiempos. La mayor distinción que se pueda llegar a alcanzar.
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