Javier Góngora

Corazonada

El bisturí

13 de diciembre 2024 - 03:09

Escribo estas líneas instantes después de que el Almería dé la campanada en La Rosaleda y siendo consciente de que, tarde o temprano, llegará un bache. Pero tengo una corazonada de que, al fin, este es nuestro año. Ya era hora después de una temporada y cuatro meses repleta de desgracias. Parecerá una chorrada sin argumento, pero las vibraciones que tiene el aficionado después de este mes épico son el resultado del gen ganador y el colmillo que ha insuflado el arquitecto de Vilassar de Mar en el club. Da igual que solo haya un delantero en plantilla, que los centrales sigan cayendo en los mismos errores que condenaron al equipo a Segunda División antes de tiempo, que la única incorporación realizada este verano no dé pie con bola o que no haya ningún pivote puro disponible merced a las lesiones: el león ha despertado cuando menos lo esperaban. Les recuerdo a los más olvidadizos que, a comienzos de octubre, cuando este grupo no le ganaba a nadie y se entregaba a las primeras de cambio, un partido malo daba lugar a un festín del rival. Ahora, con más hambre que nunca, el león no tiene piedad con tal de ser recompensado. Repito, no nos tenemos que remontar muy atrás en el tiempo para confirmar que este es nuestro año. El fallo de Lopy con el Granada alimentó la sed de venganza del Almería para darle la vuelta al marcador en menos de 5 minutos. Y en Málaga, pese al gran bloque de Pellicer y el error insólito entre Chumi, Édgar y Fernando, el corazón se antepuso a la lógica para que el mismo 3 rojiblanco empujara el balón en el último suspiro para así confirmar la reacción de un elenco ganador. A los muchachos de Rubi les sale absolutamente todo. Podrán decirme que soy un hombre de mucha fe, pero la suerte hay que buscarla. Y, cuando la moneda cae tantas veces de cara, no se puede hablar de fortuna. No borren sus sonrisas, almeriensistas; tengo la corazonada, después de tragar tanto veneno, al fin, es nuestro año.

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