Conjugar el verbo ganar

Decía Rubi en su presentación como técnico de la UDA que, durante su primera toma de contacto con la plantilla, no le había gustado el discurso de la mala suerte. Un relato que residía únicamente de la sensación y que fue una constante en cada uno de los protagonistas que conformó el peor Almería de la historia; ese mensaje en el que el verbo ‘competir’ reinaba en sala de prensa semana tras semana; ese alegato a la falsa humildad disfrazada de derrotismo para defender un papelón de época; un discurso hueco por parte de una entidad que gastó una morterada en verano-52 millones de euros-para alcanzar la considerable cifra de 21 puntos. Lo razonable, bajo dicha nómina de unidades, es calificar sin contemplaciones la temporada regular de nefasta. Sin embargo, en una UDA perdida entre la disfuncionalidad, la autocrítica por parte del club no se llegó a producir hasta la vuelta del entrenador de Vilassar de Mar a la nave rojiblanca. Ahora, con su regreso al Mediterráneo, el Almería deberá tomar nota de un Rubi que, sin lugar a dudas, ha sido y es la figura rojiblanca más cercana a un hombre de club desde la llegada de la nueva propiedad. Y la carta de presentación de su proyecto soñado no pudo ser más clarividente: va con todo. Ya no es una opción subir vía play-off y, por supuesto, conformarse con lo mínimo exigible. Y hablando de la ley del mínimo esfuerzo, llama poderosamente la atención que las vacaciones del señor Jonathan Viera llegaran a su fin tras la primera semana de Rubi en el banquillo...Tras un año de mensajes cargados de mediocridad y palabras vacías, se agradece la irrupción de una figura con un discurso ganador dentro del entorno UDA. Un discurso directo, sin tapujos y de un auténtico líder; el técnico de Vilassar de Mar, por argumentos en su anterior etapa en la nave rojiblanca, lo es y con creces. En su proyecto y bajo sus directrices solo se conjuga el verbo ganar.