Jorge Colipe

El circo no para

04 de noviembre 2024 - 03:09

Nada. De ninguna manera y ante cualquier circunstancia de la que se trate, la pelota deja de rodar dentro de un campo de fútbol. Si hasta en pandemia, cuando todos los habitantes del planeta estábamos confinados, podía verse cómo los estadios vacíos albergaban a equipos mermados por contagios que ponían en riesgo a toda la humanidad. Cambiemos de ejemplo. La guerra en Ucrania va para largo. En plena contienda, los equipos ucranianos más importantes como el Shakhtar Donetsk juegan de local fuera de casa. No se detienen. El campeonato nacional se juega en campo propio, siempre que cerca del estadio, a unos 500 metros, se encuentre un refugio que permita a la gente esconderse ante un posible bombardeo. En Europa, el Shakhtar lleva 10 años sin jugar en su casa, ubicada en la zona cero del conflicto con Rusia que comenzó en 2014. Se tuvo que mudar de domicilio y de país para jugar la UEFA Champions League. Primero Polonia. Ahora Alemania. Concretamente en Hamburgo recibirá al Barcelona en fase de grupos en un estadio alquilado, ante la frialdad y distancia de la afición local. La selección nacional ucraniana, más de lo mismo. Ni el horror de los las bombas ni los muertos frenan el rodar de la pelota. En España, esta pasada semana la tragedia se cebó con nuestro país, sobre todo en la comunidad valenciana donde se trabaja a destajo para recuperar lo poco o lo mucho; para no perder la esperanza. Cientos de muertos e incontables desaparecidos han convertido a la DANA en la causante de la mayor tragedia natural de la historia contemporánea de este país. Pero tampoco eso alcanzó ni ha sido suficiente para suspender la fecha de un campeonato que se juega con los ojos llorosos de sus protagonistas. Nadie se explica que el fútbol no se detenga mientras el barro se remueve de un lado a otro con la certeza que ahí debajo hay sepultados familiares, amigos o vecinos. La redonda va y viene; no deja de rular. El espectáculo, el negocio y las televisiones son determinantes en tamaña decisión. El circo no para, no puede, no lo dejan.

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