Pantaleón Mecías Escámez

Centrar el tiro

Líneas torcidas

Por primera vez en la temporada, en palabras del entrenador, el objetivo de la Unión Deportiva Almería ha cambiado. “El ascenso directo está prácticamente descartado”, rezaba ayer Rubi. Un Rubi que, hasta hace cuatro días, había permanecido agarrado a un asta de madera desgastada por el tiempo. Un asta que suspendía la bandera del ascenso directo, ya deshilachada y carcomida por el salitre. A efectos puramente pragmáticos, quizás resignificar el objetivo pueda ayudar a centrar el tiro. Asumir que al Almería le ha quedado grande una categoría en la que, si bien vuelve a reinar la locura en la parte alta, prácticamente ningún equipo ha alcanzado la regularidad y el predominio que, por ejemplo, sí demostró la UDA de octubre a enero. Acabar como un cohete y volver a la reunión afición-equipo: los deseos del míster de aquí a las próximas seis semanas. Un cambio en el discurso que sólo se entiende con un playoff en el horizonte. No será lo único que deba mejorar la UDA, pues hay otros aspectos, como no ser un equipo que encaja goles por vicio, que, a buen seguro, también jugarían un rol favorable para el Almería en playoff. La necesidad de reinventarse en seis jornadas parece ya una cuestión de supervivencia. Falta ver si este paso de página es asumido como una derrota o es una bomba de oxígeno para un equipo por fin despojado de las cadenas del ascenso directo. Comprobar si, definitivamente, les da igual todo o el pollino sacado a la venta cada semana goza de algún tipo de sentido. Sea como fuere, jugadores y Rubi deberían saber que, aunque la brecha sea irreversible, la afición le dará si ellos dan. Si de algo sabe esta bendita masa es de hacer de tripas corazón y taparse los oídos cuando todo ahí fuera es ruido. Pero también ha aprendido a no tragar con todo: un síntoma de madurez que proveerá en el futuro más próximo.

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