Categóricos antagonismos

Almería/Los antagonismos, las oposiciones contrarias, tienen no poco de proclamaciones excluyentes. Las más de las veces, no se cuenta con razones consistentes para ello, sino que rigen los inconvenientes juicios de valor. Cuando no interpretaciones o asociaciones precisamente poco juiciosas. El rechazo a los toros puede deberse tanto a una manifestación del animalismo como, sobre todo, a una aversión a la fiesta nacional. Pues este último carácter no encuentra buen acomodo en quienes buscan o proclaman una nación más a la medida de sus intereses. Abundan, por ello, los defensores del toreo, sin ser para nada afines a la tauromaquia, aunque sí afectados por las restricciones de la libertad, que no solo es una facultad superior o abstracta, sino concreta en muchas manifestaciones que conllevan su uso cotidiano u ordinario. Incluso las razones animalistas deberían estimar las evidencias de la comparación, ya que el fin de un ingente número de animales, y la vida que lo antecede, no es tan digno -ay, la muerte digna- como el de los toros de lidia, mas admítase el animalismo en lugar de la fobia nacional. La aceptación del flamenco, por otra parte, no se sabe si es a la desviación del “flamenquito” o a las esencias del flamenco genuino, pues tan categóricos antagonismos no entran en matices. Así ocurre con el pensamiento simple