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Cuarenta años han tenido que pasar para que el Athletic de Bilbao volviera a levantar una Copa del Rey al vencer por penales en la prórroga al Real Club Deportivo Mallorca. Para los supersticiosos el dato es más que elocuente y el número a tener en cuenta es el cuarenta. Con el partido del sábado a la noche que acabó la madrugada del domingo, el Athletic ha disputado cuarenta finales. Cada cuatro décadas ha ganado la Copa; lo hizo en 1904, 1944, 1984 y 2024. De todas, tal vez la más recordada por lo lamentable de la situación fue la final contra el Barcelona en 1984, en el Santiago Bernabéu, que acabó en tangana y con Maradona en modo Kung-fu lanzando patadas contra los integrantes del equipo contrario. En aquella oportunidad se impuso 1-0 al Barça con un solitario gol de Endika. A partir de ahí los vascos sufrieron la dictadura de Lionel Messi y cayeron ante el equipo culé en 2009, 2012, 2015 y 2021. De las cuarenta finales disputadas, los de las vascongadas se han impuesto en veinticuatro y eso los convierte en el segundo conjunto que más trofeos acumula por detrás del blaugrana. Todo un logro para el único equipo de la liga que juega con los chavales del pueblo y que también goza del privilegio de nunca haber descendido, mérito solo atribuible a los dos grandes de España. La final del sábado comenzó pintando mal para los rojiblancos, que arrancaron perdiendo ante un muy buen Mallorca, que se adelantó con gol de Dani Rodríguez. Los de Aguirre, técnico que presume de tener 16 apellidos vascos, saben a lo que juegan y resistieron hasta que el físico se lo permitió, forzando la definición desde los 12 pasos. No se metieron atrás, fueron a buscar más arriba al Athletic, con Muriqi y Larin buscándose la vida y creando situaciones de gol desde la nada. El Mallorca bajo la batuta del zorro de Aguirre vendió cara la derrota haciendo un partido casi impecable. Una plantilla compuesta por jugadores como Abdón y su capitán Raíllo, que hace seis años defendían los mismos colores en segunda B. Venimos del infierno para tocar el cielo, fue el lema mallorquinista. Estuvieron a punto de conseguirlo.
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