Tener ángel o no

Tener ángel o no; esa es la cuestión. El baile de porteros de las últimas dos semanas nos deja suficientes conclusiones para que Rubi apueste de manera definitiva por un guardameta este curso. Ojo, la tesitura no es para nada sencilla y más tras la gran inversión realizada por el Almería con Maximiano. Pero hay apuestas que, por mucho dinero que se ponga encima de la mesa, salen rana en esta industria. El luso no es para nada un mal portero y ha dejado varias actuaciones de sobresaliente en la élite del fútbol español. Aún con todo ello, el ‘1’ indálico no posee una cualidad inherente en los cancerberos más determinantes del panorama fútbol: el ángel. Una cualidad que alza a un futbolista, independientemente de sus características y condiciones, a otra dimensión. Traducido en el idioma del guardameta, es parar más allá de lo parable. Y es precisamente en este aspecto donde Fernando Martínez se impone a Maximiano en la portería indálica. El murciano es ese futbolista que logró impedir que el rival anotará más de un tanto. En un colectivo que cuenta con la peor defensa de la categoría parece que no, pero importa. No es el más alto ni el que mejor juego de pies posee de la división de plata ni tampoco el de las mejores estiradas. Pero es el que para más allá de lo parable. Puedo llegar a entender que Rubi no quiera revivir un nuevo ‘caso Fernando Pacheco’, sobre todo con un grupo humano tan complejo a nivel mental. No obstante, los hechos son indiscutibles: Luís Maximiano costó ocho millones de euros y, a pesar de las numerosas titularidades que acumula en la UDA, no ha justificado su inversión en el verde. Desde este panorama, lo racional sería que se produjera una salida en invierno. A la entidad no le interesa que su producto se devalúe más y tampoco al propio Maximiano, que no puede contar con una dinámica mínima al tener que jugar cada quince días.